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23 de Mayo de 2022
POLITICA
26 de marzo de 2015
Pese a contar apenas con estudios de bachiler y no poseer ninguna experiencia en el área diplomática, fue designado con el rango más alto en Cancillería, en un cargo sin antecedentes. Dedica sus horas a inaugurar unidades básicas y organizar jornadas en apoyo a Venezuela. "La Presidente elige a sus funcionarios por su militancia, no por si son los mejores", admite orgulloso.
Estas asombrosas declaraciones, que describen con sincero orgullo el cuestionable criterio para seleccionar funcionarios públicos que ha sido característico del kirchnerismo durante sus años en el poder, salieron de la boca del embajador Federico Martelli durante su participación del pasado viernes en el programa Intratables. Martelli, secretario general de la agrupación MUP, suerte de hermana menor de La Cámpora y Kolina, había sido invitado al piso del polémico envío del canal América para defender al Gobierno, aunque finalmente lo que debió justificar durante su tiempo al aire fue su sorprendente jerarquía diplomática, ante los punzantes cuestionamientos del periodista Ceferino Reato, quien descargaba munición pesada haciendo hincapié en la dudosa naturaleza de su nombramiento.
Pese a no ser una figura conocida por el gran público, el caso de Martelli ha sido uno de los más comentados en los últimos meses por el personal de Cancillería. Sucede que este platense de 35 años, que cuenta con apenas estudios de secundario terminados y no posee ninguna experiencia diplomática, según consta en el CV de su página web, fue designado por Cristina Kirchner en agosto del 2014 como "asesor especial para la Participación Social en el Ámbito Internacional". Este cargo con pomposo título forsteriano, sin antecedentes en Cancillería, fue bendecido con el rango de "embajador extraordinario y plenipotenciario", una categoría que asegura un sueldo de al menos 60 mil pesos, gastos de representación, pasaporte diplomático y tratamiento de Excelencia en el exterior. El ascenso de Martelli es especial por varios motivos, siendo el más notorio la falta de idoneidad para el cargo. El embajador militante defiende esta carencia de experiencia y formación, que contrasta con la rigurosa capacitación de los egresados del ISEN, el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, con el argumento de que dejarle la diplomacia a los diplomáticos implica "que la sociedad quede afuera". Así lo afirmó Martelli en una reciente entrevista en la señal SenadoTV, donde dijo que los diplomáticos de carrera buscan la "planificación del desentendimiento social" y que su misión es que "se relaje la forma en la que se tratan los vínculos" entre los países. Haciendo otra sorprendente apología de la ineptitud, el embajador recientemente tuiteó: "Los gorilas no pueden entender que un militante sin título universitario pueda ejercer una función pública. Ellos prefieren un chicago boy". Luis D'Elía, otro diplomático accidental, ha compartido numerosos actos con Martelli, siendo uno de los más recientes una mesa redonda en la que se realizó un "análisis coyuntural del futuro de la liberación continental" y donde se condenó "la embestida de Israel en Medio Oriente", según notas de prensa del MUP. Este tipo de encuentros no son una excepción. La organización y participación en actos militantes constituyen el 90% de las actividades de este flamante diplomático. Encuentros de comunicación popular para liberar la palabra, inauguraciones de unidades básicas, charlas sobre la ley de medios, y uno de los últimos eventos del diplomático militante, la jornada "Todos con la Revolución Bolivariana". Desde la celebración de la "Día de la Milicia" junto al embajador venezolano en Buenos Aires hasta su alocución el pasado 4 de febrero en homenaje al fallido golpe de Estado de Hugo Chávez en 1992 contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez, la cerrada defensa del régimen chavista se ha convertido en el último tiempo en una tarea casi excluyente para el embajador militante, lo más cercano a una "doctrina Martelli". En un rapto de inspiración poética, Martelli describió a la trágica asonada de Chávez como "un grito en medio de la noche neoliberal" y llamó a resistir frente a "el rearmado y fustigamiento que lleva adelante la derecha contra los gobiernos populares".