GENTE
6 de diciembre de 2014
El calor y los chicos: qué puede afectarlos
Con las altas temperaturas aparecen los "golpes de calor" y la deshidratación. Cómo protegerlos. Dos especialistas brindan las claves
Es inminente la llegada del verano, así como también, los intensos días de calor que acarrea, en dónde las temperaturas llegan a valores extremos. Esto genera el famoso "golpe de calor" o agotamiento por calor, que ocurre más frecuentemente en escenarios de humedad, lo que dificulta la pérdida de temperatura por sudor. "Es más frecuente en los menores de 5 años y en los mayores de 65", asegura Alejandra Lafont, jefa del Servicio de Pediatría de la Fundación Hospitalaria.
Otro factor que pone en riesgo a los chicos en esta época es la deshidratación. "Una persona está hidratada cuando el aporte de agua y electrolitos correspondientes a las necesidades basales y pérdidas concurrentes son neutras, es decir, cuando el balance de lo que ingresa al organismo y lo que egresa es igual", explica la médica pediatra Maricarmen Di Fabio.
Las medidas son preventivas, en el caso de las altas temperaturas, se recomienda permanecer bajo techo con aire acondicionado o ventilador de techo, con ropa liviana, no realizar actividad física, ofrecer a los niños bebidas frecuentes y no dejar a ninguna persona en un vehículo cerrado y estacionado.
En el caso de los bebés, las recomendaciones para que se mantenga hidratado dependen de su edad y tipo de alimentación. Los que aún están alimentados a pecho solo es suficiente con incrementar transitoriamente las ingesta, haciéndolas más frecuentes, para ello la madre debe mantenerse bien hidratada con líquidos que contengan sales y bebidas frescas en cantidad y frecuencia adecuadas.
"Debe prestarse especial cuidado a los bebés que en época de calor, ya que presentan además pérdidas extra de líquidos por diarreas, vómitos o fiebre, en estos casos siempre deben consultar al pediatra", aclara la doctora Lafont.
Los lactantes que se alimentan con semisólidos y biberón, deben recibir leche con más frecuencia, no superando los volúmenes recomendados por peso y ofrecer agua fresca luego de los semisólidos. También son recomendados los jugos de frutas naturales colados.
En ese aspecto, la especialista remarca que no se deben ofrecer jugos artificiales ni bebidas gaseosas, ya que representan calorías vacías para el bebé y disminuyen la ingesta de alimentos con valor energético y de alto valor biológico.
Los lactantes que presenten diarrea se los tratará inicialmente con sales de rehidratación oral siempre con la supervisión de un pediatra.
Síntomas de deshidratación
Una persona puede deshidratarse por varias causas, por ejemplo, por aumento de pérdidas, o por causas intestinales como vómitos, diarrea, o extraintestinales como quemaduras, poliuria, y por falta de aporte.
La primera causa de deshidratación en el mundo es la diarrea aguda infecciosa pero el calor intenso es otra causa de deshidratación, frente al mismo los niños deben reponer el líquido que pierden por sudoración bebiendo abundantes cantidades de bebidas.
Los síntomas dependen del grado de deshidratación. La forma más objetiva para establecer el grado de deshidratación es tener en cuenta el peso normal que debe tener la persona. Además es importante estar al tanto sobre los signos de deshidratación, por ejemplo:
-si el niño o bebé llora sin lágrimas,
-si tiene la boca seca con aumento de la sed,
-si orina menos,
-si no moja el pañal,
-si tiene los ojos hundidos, si está muy decaído, o si su respiración es agitada.
"La leche materna es la mejor protección contra la deshidratación. Es importante el lavado de manos con agua y jabón antes de alimentar al niño, antes de preparar su comida y luego del cambio de pañales. Es fundamental mantener la higiene de la casa, lavar regularmente cuchillos, tablas o mesadas utilizadas para cortar carnes crudas antes de cortar otros alimentos", aconseja Di Fabio, así como también "mantener la cadena de frío de los alimentos, conservarlos en la heladera, lavar frutas y verduras, y mantener la basura cerrada".
El tratamiento depende del grado de deshidratación y cuadro clínico del niño. "La rehidratación oral es de elección en la deshidratación leve o moderada. Se previene hidratando al niño, ofreciéndole abundantes líquidos helados, fraccionados en pequeños volúmenes. Para poder recibir este tratamiento el niño debe estar en posición semi-sentado".
También, señala la especialista en pediatría, se utilizan sales de hidratación oral desarrolladas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para la Terapia de Rehidratación Oral (TRO). Cuando esta no es posible o fracasa se indica la hidratación por sonda nasogástrica. En caso de fracasar esta última se utiliza la hidratación endovenosa, requiriendo en estas situaciones de la internación.