La dramática situación tuvo lugar en Camberra, Australia cuando Tara Costigan, de 28 años, amamantaba a su hijo recién nacida y el padre de esta la mató de un hachazo.

La mujer, vivía junto a sus dos hijos de 9 y 11 años, frutos de otra relación, y debido a situaciones de mal trato para con los menores y varias discusiones con su actual pareja, Markus, ella le pidió el hombre que abandonara el hogar y terminar la relación amorosa.

Con el correr de los días, Markus su volvió más obstinado reclamando vivir en familia y junto a su futura hija, situación que Tara no aceptaba bajo ningún punto de vista debido a la violencia del sujeto.

Cuando la relación entre ambos empeoró por las amenazas que la mujer recibía constantemente, y cuando la niña tenía solo seis días de vida, Tara pidió una orden de restricción para el padre de la criatura.

Al ser concedida y el sujeto notificado, este decidió comprar un hacha para al otro día violentar la entrada de la vivienda de Tara e ingresar para asesinarla mientras amamantaba, delante de sus hijos y una tía de estos.

La hermana de Tara, Rikki, intentó salvarle la vida a la mujer pero debido a la grave herida recibida, murió de inmediato.

Tras los horrorosos hechos, Markus fue detenido y recientemente declarado culpable de asesinato. Según el diario "Mirror", la Justicia dictaminó una pena de 32 años de cárcel, y ante este fallo luego del juicio oral, el padre de la víctima fatal dijo "debería haber recibido cadena perpetua".