Entre muchas atrocidades, el progenitor ataba a su víctima en el techo de la casa rural y lo hacía hasta por tres días. También la encerraba en una caja durante la noche, metía la cabeza de la niña bajo el agua de un río, la llegó a envolver con alambre de púas, la sentaba sobre hormigas y la amenazaba con una motosierra cerca del cuello.

¿Cuándo abusaba de ella? Como si fuera aún más perverso todo, lo hacía generalmente en Navidad o en el Día del Padre.

El agresor, de 59 años, fue condenado por 73 delitos y deberá pasar 48 años en prisión. La madre, en tanto, le decía a su hija que debía complacer a su padre durante las violaciones. La mujer, de 51 años, fue condenada a 16 años de prisión.

Como si esto fuera poco, cuando sospechaban que la criatura podía estar embarazada, le daban fármacos.