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21 de enero de 2025

La nueva definición de obesidad: los expertos advierten sobre las señales previas y que el IMC no alcanza a definirlas

Un consenso internacional de expertos, que hablaron con Infobae, busca prevenir complicaciones a través de la identificación temprana del exceso de grasa corporal

>La obesidad afecta a más de 650 millones de personas en el mundo y su prevalencia sigue aumentando. Se asocia con afecciones graves como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

Por un lado, consideran que existe la “obesidad clínica”, cuando las personas tienen signos de daño orgánico o limitaciones funcionales. Por otro, propusieron la categoría de “obesidad preclínica”, que está caracterizada por un exceso de grasa corporal sin manifestaciones evidentes de disfunción.

Dos de los coautores, que residen en Brasil y en los Estados Unidos, fueron entrevistados por Infobae.

“Las enfermedades se definen como disfunciones de órganos, sistemas o consecuencias negativas sobre las actividades diarias. En este sentido, la obesidad preclínica no es una enfermedad, ya que los individuos presentan función normal de los órganos y no muestran, en el presente, signos ni síntomas asociados al exceso de grasa corporal”, aclaró el doctor Cohen.

Sin embargo, advirtió que la obesidad preclínica “está asociada a un mayor riesgo de desarrollar obesidad clínica, complicaciones relacionadas con la adiposidad y ciertos tipos de cáncer”.

El exceso de grasa corporal se puede medir mediante el índice de masa corporal (el indicador que ha sido comúnmente utilizado para evaluar el peso en relación con la altura) junto con la circunferencia de la cintura y las relaciones cintura-cadera o cintura-altura.

De acuerdo con la Comisión, usar solo el IMC en los individuos es ahora desaconsejado porque no distingue entre masa muscular, grasa corporal y masa ósea, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos en individuos con alta musculatura, como atletas, o en personas mayores con baja masa muscular, pero alto porcentaje de grasa.

Otro de los integrantes de la Comisión, Éric Ravussin, profesor e investigador del Centro de investigación biomédica Pennington de la Universidad Estatal de Luisiana, en los Estados Unidos, aclaró al ser consultado por Infobae sobre varios aspectos de la obesidad preclínica.

El doctor Ravussin señaló que la obesidad preclínica no debe confundirse con la preobesidad. “No son lo mismo”, afirmó enfáticamente. En base al consenso publicado, la obesidad preclínica implica un riesgo alto de desarrollar problemas en al menos 18 tejidos u órganos.

Por ejemplo, un valor de circunferencia de cintura mayor o igual a 102 centímetros en hombres y 88 centímetros en mujeres es un indicador importante. Las evaluaciones deben considerar la edad, el género y las diferencias étnicas para evitar diagnósticos imprecisos.

Consultada por Infobae la médica Ana María Cappelletti, directora del posgrados en obesidad de la Universidad Favaloro y coordinadora del Grupo de trabajo de obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición, dijo: “Las personas diagnosticadas con obesidad preclínica deberían ser evaluadas para que se determine la probabilidad de que desarrollen enfermedades graves”, afirmó.

“Aunque las guías internacionales aún basan la indicación de fármacos antiobesidad en relación con el índice de masa corporal, su uso podría considerarse en personas con obesidad preclínica. Es importante considerar que el uso de fármacos debe ser indicado por un profesional de la salud y requiere de un seguimiento médico”, opinó Cappelletti.

En cambio, Andreea Ciudin, endocrinóloga y coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Vall d’Hebron, en España y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Española de Obesidad, manifestó a Infobae que no está de acuerdo con distinguir a la “obesidad preclínica” como lo propone la Comisión.

Ciudin comparó esta situación con enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la enfermedad renal crónica. En el caso de la diabetes, no se espera a que ocurran complicaciones como la retinopatía o los infartos para tratar la enfermedad en sí misma.

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