3 de septiembre de 2023
El auge de la economía del conocimiento, Milei y su visita relámpago a Uruguay
Argentina invierte en esa industria desde 2004 y en la actualidad emplea a más de 142.000 trabajadores con un sector en constante crecimiento. Esa situación impulsó al líder de La Libertad Avanza a apoyar el proyecto +Colonia, que busca que los empresarios argentinos se radiquen en el país vecino.
Javier Milei realizó una visita relámpago a un polo tecnológico que se desarrolla en Uruguay, en la ciudad de Colonia, a pocos minutos de la Ciudad de Buenos Aires.
Se trata del proyecto +Colonia y busca, a todas luces, atraer argentinos a que abandonen nuestro país y se radiquen en Uruguay.
Conductas como la de Milei no deberían sorprendernos.
Lejos de su presentación hacia la población, en la que se muestra como un outsider que quiere lo mejor para el país y que combate a la casta de políticos, Milei representa y es parte de un privilegiado grupo de empresarios que piensa en la Argentina como un país sometido a los intereses de las grandes potencias extranjeras, irrelevante a nivel regional y que no busca el desarrollo nacional.
Su entorno es elocuente: exfuncionarios del menemismo, incluso de la dictadura militar, miembros de la Bolsa de Comercio y de representantes de empresas extranjeras que piensan que la Argentina debe ser una economía primarizada que exporte sus talentos al exterior en vez de apostar a una economía robusta, productiva e independiente.
Ejemplos claros son algunos actores que han crecido y se han desarrollado gracias a los dos regímenes de promoción vigentes (la Ley de Promoción del Software y la Ley de Economía del Conocimiento).
Nos referimos a Marcos Galperín y Martín Migoya, quienes tras percibir miles de millones en exenciones tributarias y de conseguir que sus empresas pasaran a tener relevancia internacional apuestan por irse del país que los ayudó a crecer (aunque sin renunciar a los jugosos beneficios fiscales que reciben).
Galperín fue aún más lejos al mudarse a Uruguay. Ambos comparten, además, la decisión de radicar sus empresas en guaridas fiscales: Luxemburgo y Delaware.
A tal punto llega el desinterés de Milei por el desarrollo y la soberanía de la Argentina que está dispuesto a renunciar a una moneda propia y a poner al país bajo los mandatos monetarios de la FED (sigla de uso común en EEUU, por Federal Reserve), el equivalente a nuestro Banco Central, pero norteamericano.
El caso de la economía del conocimiento es particularmente claro: el modelo actual ha sido sumamente exitoso, a contramano de lo que proponen Milei y su séquito.
La Argentina invierte ininterrumpidamente en el sector desde el año 2004 y el Estado argentino, en particular, ha destinado una formidable inversión, tanto en términos de dinero como en materia de formación humana, académica, profesional y de infraestructura.
En 2004 la industria del conocimiento contaba con menos de 20.000 trabajadores. Hoy emplea a más de 142.000 trabajadores.
En términos de exportación era un sector pequeño; hoy es nada menos que el tercer actor en términos de exportaciones.
Más del 50% de nuestras exportaciones ligadas a la economía del conocimiento tienen como cliente a los EEUU, que ha volcado su interés casi exclusivamente en la Argentina precisamente por la calidad de nuestros trabajadores informáticos y nuestro alto nivel en el idioma.
¿Cree el lector que eso podría fortalecerse si se promueve que nuestros informáticos emigren a otro país?
El crecimiento en cantidad de empresas y de trabajadores, además, ha sido constante y no se ha detenido ni siquiera frente a todos los shocks económicos.
El propio interés de países de la región como Uruguay es indicativo del fenomenal éxito de la política y eso ha sido 100% gracias a que el Estado (impulsado por el peronismo bajo el gobierno de Néstor Kirchner y luego de Cristina Kirchner) ha decidido estratégicamente apostar en un sector que en ese momento era menor, prácticamente irrelevante, y hacia el cual nadie ponía interés.
Por si eso fuera poco, Argentina cuenta con nada menos que 13 unicornios (empresas que ofrecen servicios a través de las plataformas digitales, que suelen tener menos de diez años de existencia y un alto nivel de facturación).
Se trata de un récord absoluto en la región, lo que demuestra que esta industria no ha parado de crear valor, eminentemente gracias a sus excelentes trabajadores y a su altísima formación académica y humana.
¿Cuál es la política de Milei? ¿Fomentar la fuga de los profesionales que los argentinos ayudamos a formar con nuestros impuestos y el enorme esfuerzo de nuestra academia? ¿Alimentar las arcas del Estado uruguayo?.
¿O será que pesan más los negocios personales de él o de alguno de sus laderos que el desarrollo nacional?
Sea cual sea el motivo, la Argentina lo que necesita es todo lo contrario a la política neo-colonial que propone Milei: el país debe robustecer la exitosa política de crecimiento de su economía del conocimiento como también apostar a crear todavía más empresas, start-ups y unicornios, para en paralelo mejorar las condiciones de vida y la formación constante de sus protagonistas, los informáticos, quienes son, además, ejemplo y admiración de toda la región.