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21 de agosto de 2018

¿Está todo bien, Pity?

El 10 bajó su rendimiento en los dos últimos partidos. Ni el llamado a la Selección le jugó a favor. ¿Volverá a su nivel antes del cruce contra Racing? River lo necesita ya.

River lo necesita. Y lo necesita ya. Necesita que esté enfocado, que vuelva a ser decisivo como lo suele ser en los superclásicos, en los partidos de todo o nada. De hecho, en ocho días el equipo se jugará uno de ésos, contra Racing en el Monumental, y el Pity Martínez, de él hablamos, tiene que volver a brillar, porque en sus pies puede estar la llave para que River pase a cuartos de final de la Copa Libertadores. Porque de él depende, en buena medida, que el equipo del Muñeco vuelva a tener picante en ofensiva, desequilibrio y, sobre todo, gol -esa moneda que por estos días cotiza bastante más alto que el euro o el dólar en la bolsa de valores de Núñez-. Más aún si juega, como el sábado pasado ante Belgrano, con Pratto de única referencia de área: con Quintero, Palacios y Nacho Fernández en campo, el 10 tiene muchísimas más responsabilidades de ataque, debe arrancar desde más adelante y llegar al área casi como un segundo delantero. Y meterla, claro.

Después de un buen arranque en los partidos de Copa Argentina y un primer tiempo contra Racing en el que empezó bien muchas más jugadas de las que terminó, Gonzalo Martínez empezó a bajar. Gallardo lo sacó en el Cilindro y también en Parque Patricios, donde erró de entrada el penal que pudo haber significado un triunfo. A partir de allí, de esa pelota que salió muy por encima del travesaño de Marcos Díaz, el nivel del mendocino se hundió. Y ni la primera y merecida convocatoria a la Selección Mayor le devolvió la lucidez en el campo frente a Belgrano, donde se lo vio algo apurado, impreciso y tomando malas decisiones, como un revival del Pity versión 2015, el primero en Núñez, el que corría mucho más rápido de lo que pensaba. Pero Martínez, todos lo vieron, es mucho mejor que eso: Gallardo ya lo sabía y por eso apostó tanto por él; los hinchas lo supieron con el correr de los partidos, cuando quedó claro que el deté -cuándo no- tenía razón en confiar en ese zurdito que venía de Huracán.

Hoy el contexto es otro. Martínez es completamente insustituible: es el único jugador que puede otorgarle cambio de ritmo al equipo, desequilibrio en el uno contra uno. Por eso durante los próximos diez días los hinchas y Marcelo Gallardo tendrán que rezar para que a ningún club europeo se le ocurra pagar los 15 millones de euros de su cláusula de rescisión: salvo por la Premier League inglesa y la Seria A italiana, que ya cerraron sus mercados de pases, el resto de las grandes ligas del Viejo Continente permiten incorporar jugadores hasta el 31 de agosto.

Acaso este último tema empiece a incomodar y a jugarle en contra al Pity: con 25 años recién cumplidos, el zurdo considera que es el momento justo de dar un salto y ser vendido un fútbol más competitivo y por el momento, más allá de muchos clubes que se interesaron por él, no llegó a las oficinas del Monumental ninguna oferta por la cifra que exige River. No tener pasaporte comunitario, claro, le baja puntos, y los mercados asiáticos o el norteamericano a priori no son de su preferencia.

Como sea, no parece ser el momento de bajonearse por eso: el equipo se está jugando todo en un semestre cargado de triple competencia y de obligaciones y la Selección puede darle la oportunidad de empezar a ser una fija en la renovación que indefectiblemente se vendrá a partir de ahora. Es la hora, es la hora, Pity: es la hora de brillar. Todo River te necesita más que nunca...

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