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8 de noviembre de 2017

La "Yiya Murano japonesa" morirá en la horca

Todo Japón se vio conmocionado por este hecho que se ventiló en un juicio. Una viuda negra, de 70 años, fue condenada a muerte por asesinar a tres de sus cónyuges e intentar matar a otro. Chisako Kakehi utilizó cianuro para después embolsar en total una millonaria herencia.

“La acusada hizo que las víctimas bebieran un compuesto con cianuro con intenciones homicidas en los cuatro casos”, declaró Ayako Nakagawa, la jueza del tribunal de Kioto donde se celebraba el juicio de Kakehi, desde finales de junio, según informó la cadena pública NHK. Los tres asesinatos y el intento de homicidio habían sido premeditados y “bien preparados”, añadió la jueza, que dijo no “haber tenido otra opción” que enviar a la acusada a la horca por esos hechos.

Kakehi no mostró ninguna emoción al oír el veredicto. La mujer, que lleva un aparato auditivo, le había pedido a la jueza que hablara fuerte. La Justicia rechazó los argumentos de los abogados de la defensa, según los cuales la acusada padecía demencia y, por tanto, no podía considerarse como responsable penalmente. El año pasado, varios exámenes médicos confirmaron que Kakehi sufría demencia, pero en un estado precoz, lo cual no le impedía comparecer ante el tribunal.

Heredó una fortuna

En más de una década logró amasar una fortuna de 1.000 millones de yenes (unos 8,7 millones de dólares), al cobrar los seguros de vida de sus cónyuges y heredar sus bienes inmobiliarios y depósitos bancarios. Después perdió la mayor parte de su dinero en operaciones financieras ruinosas, antes de ser detenida en noviembre de 2014. La juez Nakagawa declaró que Kakehi había matado “por amor al dinero”.

Desde la muerte de su primera pareja, en 1994, a causa de una enfermedad, mantuvo relaciones con una decena de hombres, de los cuales seis fallecieron, según los medios locales. Kakehi se casó con cuatro de ellos, a los que había conocido mediante agencias matrimoniales que le presentaban, a petición suya, hombres mayores, ricos, sin hijos y que vivieran solos.

Forenses hallaron cianuro en los cadáveres de al menos dos de sus ex cónyuges, y los investigadores encontraron restos de veneno en los tachos de basura de su casa, en Kioto. En otro piso que tenía en la misma ciudad, la policía vio material para administrar medicamentos y libros de medicina.

Durante el juicio, la acusada había defendido su inocencia en un primer momento, antes de negarse a hablar. Sin embargo, en julio sorprendió a todo el mundo al confesar el asesinato de su cuarto esposo en 2013. “Lo maté (...) porque le daba decenas de millones de yenes a otras mujeres, pero a mí no me daba nada”, dijo al tribunal, según la agencia de prensa Jiji.
 

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