Al menos cinco personas muertas, ocho desaparecidas, 383.087 evacuados y un reguero de destrucción en el que se contabilizan 20.000 casas destruidas, dejó el huracán Nock-Ten, en su paso por Filipinas.


Un granjero murió aplastado al caer un árbol, un pescador perdió la vida electrocutado, ambos en la provincia de Quezón, los que se suman a los tres fallecimientos reportados el lunes: una pareja de ancianos ahogados y una mujer muerta por el derrumbe de una pared.


Por su parte, los guardacostas filipinos buscan a ocho marineros que viajaban en un carguero que zozobró cerca de la ciudad de Batangas, por donde pasó Nock-Ten, según el diario “The Philippine Star”.


Nock-Ten, que se presentó en Filipinas con vientos de 185 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 255 kilómetros por hora, perdió fuerza en su avance y se encuentra hoy en el mar de China Meridional con vientos de 120 kilómetros por hora, tras pasar ayer cerca de Manila.


Las intensas precipitaciones caídas y la fiereza del viento causaron 21 avalanchas de tierra en Catanduanes, mientras que diez municipios de Albay, Camarines del Norte y Camarines del Sur siguen inundados.


Más de 20.000 casas quedaron destruidas, y numerosas rutas, puentes y otras infraestructuras resultaron dañadas por el paso del huracán, que según el informe inicial causó estragos millonarios en el sector agrícola.


Además, el Consejo Nacional para la Reducción y Control para el Riesgo de Desastres, que coordina la respuesta y emite boletines periódicos sobre la situación, ha informado de 383.087 evacuados y 72.869 afectados.


Nock-Ten, que los filipinos llaman Nina, es el tercer huracán en la historia de Filipinas que se presenta en este país durante las Navidades, tras Jean (1947) y Lee (1981).


Entre 15 y 20 huracanes llegan todos los años el archipiélago filipino durante la temporada lluviosa que, por lo general, empieza en junio y concluye en noviembre.


En octubre, el huracán Haima causó 19 muertos y obligó a la evacuación de más de 100.000 personas durante su paso por el norte de país.


Mientras que en noviembre de 2013, Haiyan, uno de los más poderosos en el registro de Filipinas, llegó con ráfagas de viento de hasta 315 kilómetros por hora y causó 6.300 muertos, más de mil desaparecidos y 14 millones de damnificados.