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Por Damián Juárez
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Le queda grande el 8 que el gobierno se puso para su primer año de gestión. Una evaluación más humilde hubiera sido preferible. Sobre todo, porque el gobierno incumplió uno de sus tres ejes básicos de la campaña: el de pobreza cero.

La pobreza no sólo no dejó de crecer sino que se incrementó en más de un millón de personas durante el gobierno de Mauricio Macri. Lo positivo quizá sea que ahora podemos saber cuántos pobres hay, algo que durante el reinado K era impensado por el maquillaje de los números públicos. El otro aplazo de Macri es la economía. Arrancaron bien y terminaron mal.

El año empezó con la corrección urgente de los principales problemas heredados. Salida del cepo cambiario, sinceramiento del valor del dólar y regreso al mundo. Un mundo que nos ponía en el lote de países junto a Venezuela y que ahora nos coloca claramente en otro lugar.

Sin embargo, ese posicionamiento mundial distinto no implicó la llegada de las ansiadas inversiones. Los brotes verdes no aparecen y la economía acumula una marcada recesión. El bolsillo perdió claramente contra la inflación en 2016. Los trabajadores bajo paritarias vieron una caída en su capacidad de compra notable, y la inflación aún sigue siendo alta.

Los primeros datos de paritarias acordadas recientemente por los estatales bonaerenses para 2017, un 18% de aumento, no auguran mejoras inmediatas.

Reconocer las fallas

Es importante rescatar del primer año de gobierno que cambió, y mucho, la forma de relacionarse con la sociedad.

Antes, los errores se negaban, y se escondían abajo de la alfombra, aunque estuviesen a la vista de todos. Negar era la clave. Negar lo obvio. Ahora hay que celebrar que la modalidad cambió y el gobierno de Macri reconoce los errores.

Esto no implica que los errores no estén, ni que sus consecuencias no se sientan, pero al menos no te mienten en la cara. Y los errores se acumularon en estos doce meses. Quizás el tarifazo fue el más intenso y persistente. Todo es muy rápido y pasa volando en la Argentina, pero hay que recordar que llegaron boletas con más del 1.000% de aumento.

Hubo reclamo y bronca generalizada, intervino la Justicia, y los incrementos de tarifas tomaron un cauce más normal. Las últimas pulseadas del año -impuesto a las Ganancias y Emergencia Social- mostraron a un gobierno en soledad, peléandose con el Frente Renovador, que lo ayudó a sancionar leyes clave pero un día se plantó y se alió con peronistas y hasta kirchneristas.

El año que empieza en algunos días más será decisivo para el proyecto de Macri y los suyos. Las elecciones de medio término marcarán el rumbo camino a las presidenciales de 2019, y peronistas en todas sus vertientes afilan los dientes.

Sin embargo, se equivocan los que ven al gobierno en estado terminal. La ola de cambio que Macri supo interpretar aún tiene seguidores, y la gente mira alrededor y ve a un peronismo por lo menos desorganizado rumbo al futuro.

En 2017 Macri deberá demostrar que no miente cuando dice que lo peor ya pasó y que ahora la economía repuntará. De ello depende el futuro del país, y de su propia dinastía política.