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  • La robaron y tiraron desde un puente: está gravísima

Por Jorge Rodríguez
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En esta oportunidad, a la joven la empujaron con singular saña y cuando cayó continuó siendo atracada por dos forajidos, uno de nacionalidad boliviana y el otro, uruguayo. Ocurrió sobre un puente peatonal situado sobre avenida General Paz, entre Tuyutí y Humaitá, uno de los tantos puntos peligrosos que tiene un barrio donde trescientos metros más adelante, en sentido al Río de la Plata, la cosa se pone mucho peor.

Las paradas de colectivos, tanto del lado de Capital como del de provincia, cercanas al cruce con avenida Rivadavia, son el campo de batalla donde pungas y arrebatadores sorprenden a inocentes víctimas, en su mayoría trabajadores que van y vienen hacia sus diferentes destinos. Así se puede observar cómo, cuando se detiene un colectivo, no menos de seis o siete malandras invaden el transporte por la puerta trasera, arrasan con collares, pulseras, teléfonos y vuelven a bajar, siempre con el apoyo de otros dos que, desde abajo, actúan a modo de apoyo. O simplemente la banda rodea a un anciano que espera los micros 21, 8 o 28 y le propinan una feroz paliza para sacarle 20 pesos.

Los robos se suceden minuto a minuto, con una suerte de continuidad que alarma y que recién trasciende cuando matan a alguien o lo dejan malherido. Pasajeros, choferes, inspectores, comerciantes, todos, absolutamente todos, conocen a estas lacras. La policía parece que no.

Tratar de ascender o descender de un medio de transporte en Liniers implica un riesgo que sólo los que viven en la zona conocen. Por General Paz desde avenida Rivadavia hasta Humaitá es tierra de nadie. Y la culpa no es de los muchos indocumentados que merodean la zona. Ellos hacen lo que las leyes argentina les permiten hacer