22 de septiembre de 2016
"Me engañaron, iban a venir 100 y había 500"
La mujer de 70 años que le alquiló la casaquinta de Moreno a los organizadores de la trágica fiesta comentó que no se siente culpable pero sí responsable por la muerte del joven. "Estuve como una patovica, y cuando todo se empezó a descontrolar llamé a la policía", subrayó.
La dueña de la casaquinta de la localidad bonaerense de Moreno donde se realizó una fiesta clandestina que terminó con una persona muerta y catorce heridas denunció haber sido “engañada”, al asegurar que alquiló el lugar para un evento de “100, 150 personas”, pero “había 500 adentro y 600 afuera”.
La mujer, que dijo tener 70 años, aseguró que durante la noche de la fiesta “Proyecto XXX” por el Día de la Primavera estuvo en la puerta “como una patovica” y afirmó que fue ella la que llamó a la Policía cuando “se descalabró todo” en el evento.
Celina hizo hincapié en que dentro de su quinta “no murió nadie” y que los efectivos policiales tiraron balas de goma dentro del predio para dispersar a los asistentes, quienes “salieron todos caminando” del lugar.
En declaraciones al canal de noticias TN, la mujer expresó que se siente “triste, apenada” y “responsable” por lo que sucedió en el festejo, tras el que murió Nicolás Rivero (19), pero enfatizó: “Me engañaron”.
“Uno de los chicos del barrio me vino a decir que era su cumpleaños, pero como ya había pasado, el Día de la Primavera quería reunirse con sus amigos y de paso festejar su cumple. Le pregunté cuántos chicos querían venir, y me dijo entre 100 y 150”, sostuvo la dueña de la quinta ubicada en la localidad de Villa Trujui, en el oeste del conurbano bonaerense.
La mujer, que tiene su vivienda al lado de la casaquinta, también aseguró que no le dio recibos a los jóvenes que alquilaron el lugar porque “estos son casos eventuales, no todos los días es así, no es un salón de fiestas permanente”. En este sentido, la jubilada aseguró que para “contratar” el lugar, “son todos vecinos, no son de lejos, dos o tres cuadras”, porque “saben que no es un espacio muy grande”.
“Yo estuve de patovica en la puerta. Estuve 24 horas sin acostarme, estuve sentada, parada y cuando vi que vino más gente, más gente, me fui a poner candado con una llave gruesa para que no entraran más”, detalló la mujer. Ante esa situación, relató que los que quedaron afuera “saltaron por el alambrado, rompieron un portón de emergencia y empezaron a empujar”, por lo que en ese momento decidió llamar a la Policía.
“Estoy triste y apenada por lo que pasó, pero acá no falleció nadie. De acá no salió muerto nadie. Acá se fueron caminando todos los chicos”, sentenció la mujer, quien aseguró “la policía vino rápido” tras su llamado y el de una vecina. Celina relató que, ante lo que calificó como “una fiesta que se desbordó”, los efectivos policiales comenzaron a desalojar la quinta “y como los chicos no querían salir, la Policía empezó a tirar balas de gomas”. También indicó que fue ella la que suspendió todo porque “era un abuso: 100 personas no es lo mismo que 500 adentro y 600 afuera”, por lo que aseguró que la fiesta “no duró más de una hora”.
Celina también reveló que los dos jóvenes con los que habló se llaman Ezequiel y Gabriel, de 18 y 19 años, pero aseguró que ambos “desaparecieron” cuando la fiesta “se comenzó a descontrolar”. “A los dos pibes le diría ’por qué me engañaron, tengo 70 años, me hiciste un quilombo en la casa y me echan la culpa que murió un chico’. Yo no me siento culpable, pero sí responsable”, sentenció la jubilada, quien subrayó que “nunca más” va a alquilar la quinta ubicada en el cruce de la ruta 23 y la calle Ozanam.