Roberto Di Sandro
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Se embarcó para los Estados Unidos en un avión privado. Lo hizo por prevención de “cualquier demora de Aerolíneas”. La huelga dispuesta por los pilotos hizo que Macri contratara un avión particular. Entre tanto, la titular de la empresa de bandera exclamaba ante la opinión pública: “Esto es una locura”.

Los navegantes del aire se cansaron de esperar tantas promesas y dispusieron dejar los aviones en tierra a la vez que pedían un 45% de aumento. “Es la inflación”, gritaron a cuatro voces ante las autoridades. Lograron calmarse, pero Macri se fue en vuelo contratado. Dejó sentada en su sillón, hasta tanto vuelva, a Gabriela Michetti.

De aquí al miércoles la dama tiene en carpeta: cómo van las audiencias del tarifazo; un carbón al rojo vivo con el problema de la inseguridad; la inflación -dicen que baja, pero no en los bolsillos de la gente-; voces alentadoras que seducen al decir que “van a venir inversiones” y un pedido que se estudia en torno a un contacto directo entre los nuevos cegetistas del “triunvirato” y Prat Gay.

Los gremialistas insisten en saber “de propia boca -así sueltan públicamente- cuál es el rumbo de la política económica”. Tres días hasta la vuelta de Macri, que tendrán muy ocupada a la vicepresidenta, agobiada incluso con algunas denuncias que no se aclaran.

Y volvieron.

El tango dice: “Volver, con la frente marchita, las nubes del tiempo platearon mi sien”. Parece que, tras diez años, los muchachos del Fondo Monetario Internacional, encabezados por una dama, vuelven a pisar suelo argentino. Lo harán liderados por Roberto Gardarelli, especializado en misiones argentinas. Siguiendo directivas de la número uno, Christine Lagarde, ya tiene cita con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Después con Prat Gay y, finalmente, con Macri. En el medio está el joven conocedor de todos los temas: Marcos Peña. Hay un toque de atención para el grupo: “No incidir de ninguna manera en la política económica Argentina”. A no aflojar, señores.

Contentos a medias.

“Mitad y mitad, diría yo”, declaró uno de los integrantes de la Federación Agraria Argentina que vieron a Macri. Ocurrió en Olivos. Encabezando la delegación estaba Omar Príncipe. Cuarenta minutos más tarde se fueron. Lograron superar algunos problemas “pero faltan otros”. Le pidieron la creación de un fondo anticíclico, pero, al mismo tiempo, darles energía y adecuada política a las economías regionales. Macri aceptó poner en marcha un plan de producción, “pero tenemos necesidad de créditos dedicados exclusivamente a las pymes”, insistieron. “Hay más alivio” -recalcaron- “pero todavía falta”, añadieron algunos. Hay que hacer las cosas de un tirón y no tirarlas para adelante. Eso lo decimos nosotros.

Lucha sin cuartel Día a día se crece la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico. El temor cunde entre los habitantes. En el gobierno se destacan las medidas adoptadas para evitar el pánico. Es insuficiente. De allí que se han adquirido nuevas tecnologías de prevención en medio de un verdadero combate. Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires (la que más padece este flagelo), acude frecuentemente a la Casa Rosada. Habla con Macri; habla con Patricia Bullrich y rinde informes bien planificados. Ahora reveló la compra en Chicago de 6.000 handies. Tienen un sistema especial: no pueden ser escuchadas las comunicaciones por cualquiera que se compre una radio. Ahora anuncian una reunión de carácter nacional del Comité Especial de Seguridad. Se está derramando demasiada sangre.

Cortas y sabrosas.

Lo mediático entra en todas las secciones. Sean del color que sean. Nosotros no podemos escapar. Tienen ciertos matices que se mezclan con humor y otras veces no. Este bloque está para eso: a) Alguien que es apreciado por todo el mundo. Desde hace añares golpea su bombo y grita “Perón, Perón”. Pero admite otras corrientes que lo elogian. Su nombre, Carlos Pascual Tula. Desde los albores del peronismo el hombre está junto al pueblo. Admira a “Crónica”. Quiere paz y trabaja. Nada de violencia. Por eso al cumplir más de 70 y menos de 80 años, fue abrazado por todo el mundo. Políticos y no políticos. Todos le gritaron: “Tula, felicidades”. B) Se llama Dante Liporace. Es el chef de la Casa Rosada. Siempre gentil. Hace llegar a los periodistas medialunas exquisitas. Gracias Dante. C) Cuando agarra una pelota, se gambetea a todo el mundo. Es escurridizo y por eso lo quieren en su equipo. Lo llaman el Gato y, es nada más y nada menos, que Gastón Gaudio, campeón en el tenis internacional.

Ahora “encara” en el fútbol de Olivos. Allí lo tiene Macri y participa de los picados. Atenti, que el hombre, en una de esas, ingresa a la política, pero dentro del radio deportivo. D) Esto no se sabía: Patricia Bullrich toca el bombo y se lanzó a la música folclórica. “Pato” sorprendió a todos. No olvide la seguridad, por favor. E) Lo insólito: Quiere cobrar todos los días de vacaciones que “trabajó”, según él, durante el gobierno anterior. Se llama Carlos Zannini. Fue secretario legal y técnico de CFK, quien había firmado un decreto en tal sentido. El actual ocupante de ese cargo con Macri, Pablo Clusellas, le dijo “no va”. Continuará.

Ahora o nunca.

Según escuchamos en los pasillos rosados, esas son las dos palabras que surgieron del Presidente durante una entrevista sobre temas de medio ambiente. Allí, el hombre que maneja tan complejo e importante sector, el rabino Sergio Bergman, había tratado el asunto con Macri, quien consideró tomar medidas rápidas para limpiar definitivamente el Riachuelo. Hace años alguien dijo que en mil días el canal ribereño quedaría saneado. Nada. Todo verso. Los que siguieron anunciaron todo tipo de planificaciones. Resultado cero.

Ahora dicen que “se pone en marcha el Plan Integral de Sanamiento”, sumándose esta frase con energía: “Ahora las cosas van en serio. Basta de palabras”. ¿Por qué me mira de reojo? Hasta el domingo.