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GENTE

23 de julio de 2015

Cuando uno es infiel, ¿dos son responsables?

Muchas veces el engaño es el "sacudón" que necesitaba una pareja para superar una crisis pasajera. ¿Por qué necesitamos tercerizar el sexo?

La infidelidad es un tema muy relevante en la vida de las personas. Por celos, inseguridades, paranoia o lo que fuera, todos pensamos en algún momento de nuestras vidas en esto y también todos podemos sufrirlo. Y lo cierto es que cada vez tiene menos vigencia la idea de que la infidelidad necesariamente marca el final de una relación.

Suele decirse que "cuando alguien no encuentra lo que necesita en su casa, lo va a buscar en otro lado". De necesidades sexuales habla el dicho. Y algo de cierto debe haber en esto porque muchas veces la infidelidad aparece en este contexto.

Así que, desde este punto de vista se podría decir entonces que el que comete una infidelidad en el marco de una pareja cree o siente que la pareja no le alcanza o que en ella no encuentra todo lo que necesita o por qué no, que va a encontrar algo mejor en otra persona.

Más allá de las creencias, siempre es bueno contar con la palabra de un especialista. El licenciado en Psicología Sebastián Girona (MN 44140) prefirió empezar hablando de las consecuencias de un engaño. "Se puede entender una infidelidad como una traición agravada. El agravamiento surge por ser traicionado por quien tenía que cuidarnos y acompañarnos, no solamente no lo hizo sino que por el contrario, nos traiciona".

"Desde el punto de vista del contrato de la pareja, éste se cambia drásticamente y abruptamente en relación a la cláusula de exclusividad sexual, esto hace que la situación pueda ser muy traumática porque todo cambia de repente y no tenemos tiempo suficiente para adaptarnos a las nuevas condiciones de la relación", consideró Girona, para quien "hoy se piensa a la infidelidad en sí misma como un síntoma de la pareja que por sí solo no quiere decir demasiado".

"Una nueva forma de pensar la infidelidad lleva a los dos integrantes de la pareja a asumir responsabilidades"

Sería algo así como cuando alguien tiene fiebre. Esa temperatura elevada no "dice" qué enfermedad tiene el paciente, sino que anuncia que algo anda mal y que hay que averiguarlo. "Del mismo modo, cuando se produce una infidelidad en la pareja la culpa es de los dos, por supuesto más de uno que de otro. Y a pesar de que alguien se sienta víctima de la situación, inmediatamente después que pase el impacto de la noticia hay que comenzar a buscar las causas. Es una nueva forma de pensar la infidelidad que lleva a los dos integrantes de la pareja a asumir responsabilidades", analizó el especialista.

La pregunta más habitual sobre este tema es ¿se puede perdonar una infidelidad? La respuesta -para Girona- es sí y no, depende de cada uno y de cada caso. "Es cierto que la mujer suele perdonar con mayor facilidad y que al hombre le cueste más por sentirse agraviado en su machismo. Pero también es verdad que cada vez es más fácil encontrar casos en donde las infidelidades se perdonan por distintos motivos, tanto en hombres como en mujeres. Cada vez tiene menos vigencia la idea de que la infidelidad necesariamente marca el final de la pareja", observó el especialista.

"Teniendo en cuenta esto -ahondó- a veces el engaño puede ser una oportunidad para volver a empezar y para renegociar el contrato de la pareja y así salir de la crisis en donde se encontraban". Se podría decir que la infidelidad es un arma de doble filo, es necesario que la pareja se pregunte por qué pasó, para qué pasó y cómo van a transitar ese momento que genera necesariamente conflicto y crisis momentánea.

"El por qué le va a permitir conocer las causas, el origen y poder tratar de solucionarlas y el para qué determinará si lo que pasó sirve para remontar y reconstruir la pareja o no", destacó Girona, para quien "es importante poder distinguir los distintos tipos de infidelidades y poder entender que cada una puede generar impactos diferentes, desde las más leves hasta las más graves dependiendo de las características".

Y en ese sentido, enumeró:

- Infidelidad que se sostiene en el tiempo

- Infidelidad de una sola vez con un desconocido/a

- Infidelidad con un amigo, compañero de trabajo o conocido

- Infidelidad ocasional o buscada

- Infidelidad con o sin involucramiento afectivo

El sexo tercerizado

  Shutterstock

Quizá la infidelidad más agravada y más dañina puede ser la que implica que esa persona mantiene el total de su actividad sexual o la mayoría con otra persona ajena a la pareja, su amante.

"En esa situación el sexo está tercerizado porque se realiza con un tercero, y no con la pareja. Sin dudas es un agravante, si esta situación se sostiene en el tiempo y además sucede con una persona conocida", resaltó Girona, quien hizo hincapié en que "mucha gente que es infiel suele decir que es una forma de sentirse vivo, o que el valor de la experiencia justifica el hecho, o la adrenalina frente al 'aburrimiento' que puede tener una pareja estable".

Así, la transgresión de lo prohibido que tiene una infidelidad alimenta el erotismo. Para Girona, "la infidelidad como lo prohibido, lo que no se puede o lo que está mal y no se debe también puede generar una atracción muy fuerte".

Creencias que justifican la infidelidad

- "Todo el mundo lo hace"

- "No siento nada por la otra persona, es sólo sexo"

- "No voy a perder esta oportunidad"

- "Si él/ella no me satisface...entonces tengo que hacerlo"

Otra de las grandes preguntas frente a la infidelidad es ¿cómo se puede prevenir una infidelidad?

"Decir que cualquier pareja necesita diálogo ya parece algo trillado pero sigue siendo verdadero. Me gusta decir que la pareja tiene vida propia y en ese sentido el diálogo es el oxígeno de la misma. También pienso que en la pareja hay que trabajar y esforzarse. Pero entendamos esto en términos de saber qué necesita y qué necesito, qué quiero y quiere la otra parte", consideró el especialista, para quien en los vínculos se debe entender "que a veces será más importante lo propio y otras veces será más importante lo del otro".

Para terminar, Girona propuso pensar un proverbio japonés que asegura que "no es suficiente con ser marido y mujer, hay que ser también amigos y amantes, así no habrá necesidad de buscar a nadie más".

Así, la pregunta final que surge es ¿por qué buscar afuera algo que quizá se pueda encontrar adentro?

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