20 de enero de 2025
Soledad en Japón: las ancianas prefieren ir a prisión antes que el aislamiento social
En un país de avanzada tecnología, la exclusión empuja a las mujeres mayores a cometer delitos menores para encontrar estabilidad y compañía dentro de cárceles
Para algunos ancianos, la vida en prisión es preferible a la libertad. Dentro de la cárcel, tienen acceso a tres comidas diarias, asistencia médica gratuita y compañía. Estos servicios, que deberían estar garantizados fuera, son un lujo inalcanzable para muchos en su vida cotidiana.
Yoko, una interna de 51 años que ha estado encarcelada cinco veces por delitos relacionados con drogas, comentó que cada vez que regresa a prisión, la población parece más envejecida. “Algunas personas hacen cosas malas a propósito para que las atrapen y puedan volver aquí”, explicó. Su testimonio evidencia cómo el sistema penitenciario se convierte en un refugio para quienes no tienen otra opción.La reincidencia entre los ancianos también está vinculada a la falta de apoyo tras su liberación. Muchos exconvictos no tienen familia o esta los ha rechazado debido a sus antecedentes. Akiyo, quien salió de prisión en octubre de 2024, confesó su temor a enfrentar a su hijo, quien una vez le dijo: “Ojalá desaparezcas”.
Japón ha implementado algunas medidas para abordar este problema. Programas de reintegración social, apoyo comunitario y beneficios de vivienda han sido probados en 10 municipios. Sin embargo, el alcance de estas iniciativas es limitado y los recursos son insuficientes para cubrir la creciente demanda de una población que envejece rápidamente.