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POLITICA

11 de mayo de 2015

Cristina Kirchner utilizará a San Martín para reconciliarse con las Fuerzas Armadas

En el tramo final de su mandato, la Presidente busca una serie de actos memorables que queden grabados en la memoria popular. El sable corvo del héroe nacional será su ofrenda para restablecer vínculos con los militares

Cristina Kirchner recurrirá al general José de San Martín para intentar retirarse del poder reconciliada con las Fuerzas Armadas. En poco tiempo, anunciará que devolverá al Museo histórico Nacional el sable corvo del Libertador de la Patria que hoy se encuentra exhibido en el Regimiento de Granaderos de la Capital Federal.

La Presidente está pensando en darle tonos épicos a sus últimos seis meses de gobierno. Ha decidido anticiparse a los historiadores y tratar de grabar en la retina de los 40 millones de argentinos actos masivos que la hagan ver siempre en el centro de escenarios de hechos masivos. Ya se sabe que el 25 de mayo es, desde hace años, uno de sus momentos preferidos en donde se permite bailar y "murguear" al son de tambores propios y peripecias de grupos como De la guarda. También lo será en este 2015 para el que Florencio Randazzo recibió el pedido de prestar un par de vagones de trenes que "volarán" ante la multitud que se reúna para recordar la junta presidida por don Cornelio Saavedra. Hasta ahora, todo es una idea en borrador. El 20 de junio rosarino también es mirado con atención. El maravilloso Monumento a la Bandera es un marco natural ideal para ello.

Sin embargo, la novedad viene de la mano del héroe indiscutido de la historia nacional. José de San Martín adquirió en Inglaterra un sable corvo, una espada ágil sin arabescos, oros ni adornos especiales en su empuñadura, que creía ideal para armar a su regimiento de granaderos dada la versatilidad que permitía a la caballería. Con él combatió por toda América atesorándolo como un símbolo de sus convicciones. Por propia decisión testamentaria, San Martín lo legó a su admirado Juan Manuel de Rosas para luego pasar por las manos de Manuelita, un amigo del caudillo federal y tenedores londinenses hasta que el 4 de marzo de 1897 fue depositado en el Museo Histórico Nacional de calle Defensa. Desde allí, las peripecias del arma son propias de una novela: fue robada, usada como estandarte, restituida, reclamada por organizaciones fundamentalistas y hasta religiosas. Durante el mandato de Juan Carlos Onganía, el presidente de facto emitió el decreto 8756 del 21 de noviembre 1967 que lo trasladó al Regimiento de Granaderos en donde hoy reposa protegido por un templete inviolable que puede ser visitado por cualquiera.

Otro acto en estudio es un desfile callejero con los ex combatientes de Malvinas

La doctora Kirchner cree que revertir esa decisión de Onganía será un símbolo tan fuerte como el dispuesto por su ex esposo al descolgar el cuadro de Jorge Videla. Y, además, entiende que sería un modo de sanación definitiva en la relación con las Fuerzas Armadas nacionales, que osciló entre la indiferencia, la agresiva desconfianza y, a hoy, en cierta tranquilidad que da plafond a la idea.

Desde el Ministerio de Defensa no se obtiene información. Es más, los voceros de prensa niegan conocer la idea. Pero el proyecto ya cuenta con el visto bueno de esa cartera y de Teresa Parodi, a cargo de Cultura y del Museo. Las fuentes militares consultadas no esconden su satisfacción por la iniciativa. Es más: reconocen en Agustín Rossi un buen puente para hacer llegar sus preocupaciones y necesidad y un cordial trato para resolverlas.

¿Cuándo y cómo sería el acto? Si bien no hay fecha concreta, está claro que se piensa para antes del 9 de agosto, fecha de las elecciones primarias. Por delante hay que sortear las fiestas patrias del 25 de mayo, 20 de junio y 9 de julio. Pero ese es el período elegido, en especial, la primera quincena de junio. La ceremonia estaría diseñada cuidadosamente por los asesores de imagen del Gobierno apoyados en los ya conocidos grupos de teatro y de transmisión televisiva que colaboran desde hace tiempo. Cristina, con sus manos, devolvería el arma de pelea y liberación de San Martín a su lugar para demostrar que su gobierno respeta los valores tradicionales de las Fuerzas Armadas. Al menos, eso dicen ellos que demostrarían.

El Gobierno buscará organizar grandes festejos populares como el del Bicentenario NA

Malvinas: Sin embargo, el acercamiento final a este sector, tiene otro proyecto. Más difícil de concretar pero aún vigente. La presidente ha propuesto un desfile callejero de todos los ex combatientes de Malvinas presidido por ella. Veintitrés mil soldados han sido pensados como marco para rendirles un merecido homenaje por su valentía como nunca ocurrió en más de estas tres décadas. La causa Malvinas es probablemente la única en nuestro país que no admite discusión. Sería un efecto impactante verlos desfilar por la Avenida de Mayo hacia la Plaza o la misma 9 de Julio, marco físicamente más adecuado para albergar a semejante cantidad de hombres y mujeres.

¿El obstáculo? Algunas discrepancias internas entre los excombatientes ya conocidas en todos estos años. ¿El temor? Que alguno aproveche este acto para hacerlas pública de manera estruendosa empañando la idea.

Cristina comenzó su despedida del poder combatiendo el temor de ser el pato rengo (lame duck) y ver licuado su poder a manos de su sucesor. Desde lo político ya afiló su dedo y advirtió a los candidatos que el baño de humildad que les pide es que se cuadren ante ella cuando decida a gusto y piacere las listas en todos los rubros y, ahora, en lo efectista, pensando en actos populares que la acerquen a los que fustigó en su mandato. Con la Iglesia, Francisco es su pasaporte. El sable corvo de San Martín intenta ser la bendición con los uniformados.

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