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11 de diciembre de 2022

Viven en parajes rurales y para acceder a internet crearon redes comunitarias

Según el último informe realizado por INTA y Enacom, el 40,2% de 311 parajes rurales de 21 provincias argentinas no dispone de conectividad. El derecho de acceso a Internet es reconocido por Naciones Unidas como fundamental.

Por Ornella Rapallini 11-12-2022 | 15:37

El acceso a internet permitió que algunos jóvenes al campo a producir, poniendo fin a un éxodo constante.

Habitantes de zonas rurales de Córdoba y Salta trabajan en redes comunitarias para disponer de internet, un derecho "vulnerado" por el mercado en las "zonas digitalmente excluidas", y al que necesitan acceder para alcanzar derechos básicos como la comunicación, la información, la salud, la educación, la cultura y el ejercicio de la ciudadanía digital.

El 40,2% de 311 parajes rurales de 21 provincias argentinas no dispone de conectividad, según el último informe realizado en 2021 por INTA y Enacom.

Entre los cerros salteños



El valle Amblayo, situado a 150 kilómetros de la capital salteña, se encuentra a unos 2.200 metros de altura sobre el nivel del mar, rodeado por dos cerros en un clima semiárido.

Allí, está el paraje rural Río Salado, donde viven ocho familias. Entre ellas, la de Rodrigo Cuevas (38) que, organizadas con otras 400 personas de parajes cercanos, llevan adelante el Centro Vecinal La Junta desde hace ya 21 años y se dedican a la agricultura familiar, la cría de cabras para producción de quesos artesanales, de vacas para carne, cultivan maíz, papa, cebolla para el consumo y comercializan el excedente.

"Cursé la secundaria en Salta capital y después decidí volver al campo", comenzó contando Cuevas en diálogo con Télam.

"Al volver, propuse que todas las viviendas tengan energía eléctrica. Insistimos durante mucho tiempo y nos pusieron paneles solares y, después, las demandas fueron las comunicaciones", completó el joven desde su hogar, donde hace poco se habilitó un servicio 4G que "recién se está probando".

A pocos meses de iniciada la pandemia, en un contexto difícil, la red comunitaria para tener conectividad "surgió como una necesidad", describió, y, en menos de dos años, pudieron concretarla en conjunto con la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy, que acompaña experiencias rurales e indígenas en procesos comunicacionales, y

la asociación civil

Altermundi

, una ONG que comenzó hace diez años con el objetivo de achicar la brecha digital
promoviendo el despliegue de redes comunitarias de internet en las zonas "donde las empresas no quieren invertir".

Estas redes libres y descentralizadas son construidas y autogestionadas por vecinos.

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El trabajo de las redes comunitarias es fundamental para terminar con la orfandad digital.

La organización desarrolló equipos, como el

Libre Router

,
y aplicaciones para facilitar la construcción. Se trata de tecnología libre para que cualquier persona -sin conocimientos previos- pueda configurar, conectar, diagnosticar y ampliar su propia red.

A través de estos equipos conectan los techos las casas y con instituciones comunitarias creando un entramado similar a la forma de una telaraña donde cada Libre Router da y recibe conectividad.

En la actualidad, el servicio con el que cuentan en el paraje Río Salado es de tan solo 5 Megabytes (MB) de internet para todas las viviendas y proviene de la localidad de Cafayate, que, a 80 km del lugar, pasa la señal por varios nodos ubicados en cerros hasta llegar allí.

"Cada familia está abonando $1.200, al ser una sola empresa prestataria, es caro", agregó Cuevas, quien además de realizar tareas de agricultura, este año viajó a Colombia a finalizar una diplomatura como Promotor de Telecomunicaciones en comunidades indígenas -él pertenece al pueblo Diaguita Calchaquí-, que había comenzado en primera instancia de manera virtual en la pandemia, y lo convirtió en técnico referente del paraje. "Sin internet no la hubiera podido hacer la diplomatura", resaltó.

"Los costos varían según los acuerdos que hace cada comunidad, es bastante común que ronde los $500 (mensual), tiene que ver también con cómo logran interconectarse con internet", explicó el miembro fundador de la ong, Nicolás Echániz.

En el caso de la localidad cordobesa José de la Quintana, donde vive, firmaron un convenio con la Universidad Nacional de Córdoba por el cual utilizan el ancho de banda ocioso que la institución paga pero no utiliza y se lo "regala" a las redes comunitarias.

Experiencia Quintana Libre

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