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1 de julio de 2014

4 razones por las que no debes espiar el celular de tu pareja

En plena era del auge de la tecnología, donde el uso de smartphones, tablets y la masificación de Internet móvil es latente, muchas personas se ven amenazadas por las conexiones que sus parejas pueden establecer en el mundo web.



En este contexto es que nace el “husmeo virtual”, aquel estado de desconfianza que una persona desarrolla en torno a su pareja y que la tienta a revisar sus actividades en redes sociales y aplicaciones como WhatsApp… sin que el otro se entere.

Las opiniones en torno a esta práctica son divididas: hay quienes consideran que transgredir la privacidad de nuestros amados es “un pecado”, sin embargo, existen otros que por este medio se han enterado de que su pareja los engaña, poniendo fin a sus relaciones.

“Todos hemos estado ahí. Estás tendida en la cama. Tu pareja está en la ducha. Su teléfono está en el velador al lado tuyo. Te sabes la contraseña. Sería tan fácil mirar un poco sin que él se dé cuenta. Sólo una miradita para saber si puedes confiar en él. ¿Qué es lo que haces? Husmear o no husmear, esa es la cuestión”, señaló Daniela Tempesta, Psicoterapeuta estadounidense.

En este contexto, la experta detalló en un artículo en The Huffington Post las 4 razones por las que no deberías revisar el celular de tu pareja sin su consentimiento, las cuales te explicamos a continuación.

1.- Es adictivo.

“Chequear el celular de alguien es como rascarte un sarpullido. Pica, entonces piensas que rascándotelo te dará algún tipo de alivio. Pero, por el contrario, mientras más te rascas más se propaga y más necesitas rascarte”, dijo la especialista. “La mejor política es no rascarte nunca. Incluso si no encuentras nada sospechoso cuando revises su celular, ahora asociarás el acto de chequear con el sentimiento de alivio. Así que cada vez que busques alivio, podrías necesitar la urgencia de husmear en su celular”, alertó.

2.- Es una situación en la que siempre pierdes.

“Si chequeas el teléfono o mail de tu pareja te enfrentas al dilema de lidiar con lo que arrojen tus acciones. Si no encuentras nada, el alivio que sientas rápidamente será reemplazado con culpa y ahora estarás estancada con el incómodo sentimiento de que violaste la privacidad y confianza de la persona que amas y que no ha hecho nada malo”, dijo la experta.

No obstante, si por el contrario encuentras alguna conversación o llamada sospechosa tendrás que decidir si confrontar a la persona (y admitir, de paso, que viste su celular sin su permiso) o guardarte el secreto mientras te come el remordimiento. “Ambas suenan como situaciones bastante lamentables en la que estar”, dijo.

3.- Si quieres una pareja en la que puedas confiar, sé una pareja en la que se pueda confiar.

Según Tempesta, “Si sospechas que no puedes confiar en tu pareja y chequeas sus dispositivos, entonces tú te conviertes en alguien en quien no se puede confiar. Trata a otros de la forma en que te gustaría que te trataran. Si hay una cualidad que valores en tu novio(a), debieras cumplir por tu parte con esta cualidad”.

4.- Podrías poner en riesgo otra información confidencial.

“Muchas personas tienen información confidencial relacionada con sus trabajos en sus celulares y computadores. Si estás revisando los dispositivos de tu compañero(a) podrías provocarle grandes problemas en el ámbito laboral”, advirtió la experta.

A ello, agregó que “En algunas profesiones podría significar una violación a la privacidad o podrías poner en peligro información de salud protegida. ¿Vale la pena poner el trabajo o credibilidad profesional de tu pareja en juego por satisfacer tu curiosidad?”.

De acuerdo a la psicoterapeuta, la próxima vez que te den ganas de revisar el celular de tu pareja ten en mente lo siguiente: “Diferencia si se trata de una simple curiosidad o si se trata de una sensación persistente en tu estómago de que algo anda mal”.

“Es natural que sintamos curiosidad sobre lo que hace nuestra pareja. Tenemos mentes que buscan información. (Pero) También tenemos la habilidad de ejercitar el control de nuestros impulsos y tomar decisiones alineadas con nuestros valores y sentido moral. Si sólo es curiosidad, tómalo como algo normal, y luego ánclate a tus valores y canaliza tu fuerza de voluntad”, aconsejó.
 

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