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2 de abril de 2018

El último héroe de Malvinas

"Váyanse ustedes, que tienen hijos, yo me quedo”. Gracias a esas palabras, unos 120 soldados argentinos salieron vivos de nuestras islas en el Atlántico Sur.

 Por Conrado Moreno

@conramoreno

Oscar Ismael Poltronieri, dueño de esa heroica frase, es uno de los tantos ex combatientes que defendieron la Patria en el frío archipiélago del océano Atlántico Sur.

Por su coraje y su accionar durante la batalla del monte Dos Hermanas, recibió la máxima condecoración militar otorgada por la República Argentina: la Cruz al Heroico Valor en Combate.

Oriundo de la localidad bonaerense de Mercedes, llegó a las

Islas Malvinas

con 19 años, como tantos otros chicos de todo el país que debieron participar de la guerra. El 12 de abril de 1982, emprendió su viaje desde El Palomar hasta Río Gallegos, desde donde partieron hacia las islas. Una vez en suelo isleño, la realidad con la que tuvo que convivir durante dos meses fue abrumadora, y el encargado de hacérselo saber fue el piloto del Tango 04 con el que llegaron a Malvinas: “Todo lo que aprendieron durante el año en el Ejército, ahora, tienen que ponerlo en práctica. Están en la guerra”. Esas palabras fueron con las que el recluta Poltronieri y sus compañeros se dieron cuenta de que el conflicto armado era verdadero.

Poltronieri formó parte del 6º Regimiento de Infantería Mecanizado, y el área que le fue asignada fue la zona del monte Dos Hermanas, ubicado al oeste de Puerto Argentino, en la isla Soledad. Ahí, Poltronieri, o Poltro para sus compañeros, se desempeñó como soldado a cargo de una ametralladora, con la que se recibió de héroe nacional.

La vida en el lugar no fue para nada fácil, ya que las condiciones de supervivencia eran extremas. “Crónica” pudo hablar con el soldado, quien contó lo difícil que fue pasar los días en una trinchera a la vera de las balas enemigas. “La comida no llegaba porque el terreno era intransitable y los camiones del Ejército no podían pasar. Tampoco teníamos agua, por lo que tuvimos que sobrevivir con un charco para lavarnos y otro para consumir”, relató Poltronieri.

Por otra parte, el recluta relató las penurias de los miembros de su batallón, procedentes de todas partes del país: “Hacía mucho frío y andábamos todo el tiempo mojados. Yo no me morí congelado porque estaba curtido del campo, pero muchos chicos que vivían en Capital sufrieron muchísimo las condiciones extremas del clima”.

El día de la historia

El 11 de junio fue el día en el que Oscar Ismael Poltronieri escribió su experiencia, quedando plasmado como uno de los mejores combatientes de la historia. Un grupo de 600 soldados británicos atacó el 4º y 7º Regimiento de Infantería, y luego avanzó hacia el 6º. Frente a la superioridad numérica, el coronel Augusto Esteban Vilgré Lamadrid les ordenó a sus combatientes que se retiraran. Sin embargo, Poltronieri, quien sabía que había altas chances de que los matasen a todos, desobedeció la orden de su superior y decidió quedarse solo a enfrentar a los europeos mientras sus compatriotas se desplegaban y buscaban refugio. “Vá- yanse ustedes, que tienen hijos. Yo me quedo”. “Poltro, te van a matar, andate”. “Váyanse todos, carajo. Yo me quedo y los cubro. Ustedes tienen algo por lo que volver”. Y fue así que el soldado mercedino disparó durante horas mientras los demás se desplegaban y se ponían a salvo. Se movía cinco metros y disparaba, otros diez metros y volvía a disparar. “De esta forma pensaban que era toda una compañía atacando y no avanzaban”, explicó Poltronieri.

El soldado logró detener el paso de las tropas británicas y pudo desplegarse, por lo que volvió a Puerto Argentino, donde se enteró de la rendición y se reencontró con los combatientes con los que había compartido dos meses de guerra. “Cuando llegué, no podían creer que estaba vivo. Me habían dado por muerto”, contó.

La otra guerra

Con la rendición firmada por el Ejército Argentino, los soldados nacionales volvieron al país y se encontraron con una sociedad hostil que, además de echarles la culpa de “perder las Malvinas”, los hizo a un lado. “Tuvimos dos guerras. La más fuerte fue al volver. Nos trataban como ‘los locos de la guerra’, no nos querían dar trabajo, no nos aceptaban”, sostuvo Poltronieri. Luego de muchos gobiernos y de golpear infinidad de puertas, la situación cambió y muchos ex combatientes consiguieron empleo y un lugar en la sociedad.

Esta es la historia de Oscar Ismael Poltronieri, quien recibió la máxima condecoración militar otorgada por la República Argentina y fue reconocido por los británicos como un soldado excepcional. Hoy, a 36 años del conflicto armado, sostiene su compromiso para con la Patria: “Para mí, Malvinas es un sentimiento. Fui un soldado de mi Patria que cuando me necesitó, yo estuve ahí, haciendo lo que tenía que hacer. Me enseñaron a jurar la bandera hasta morir, y eso es algo que hice y voy a seguir haciendo”.

 

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