Con una sorprendente convocatoria de la parcialidad visitante, River llegó a Mendoza con la intención de mantener su gran presente. Con la excusa de tratarse de una competición internacional, los dirigentes de Godoy Cruz quebraron la veda que tenían con los hinchas ajenos a su institución y abrieron las puertas del Malvinas Argentinas para que el "Millonario" tenga un apoyo masivo. Naturalmente, la excesiva recaudación económica fue la verdadera causa de la iniciativa.

Más allá de las irregularidades de las bengalas, bombas de estruendo y pirotecnia en general, el partido de ida de la Copa Sudamericana comenzó con una dinámica muy intensa. Un remate lejano de Rodrigo Mora a las manos de Sebastián Moyano, junto con el cabezazo de Jaime Ayoví fueron las primeras acciones que apoyaban la hipótesis de entretenimiento. Además, una mala salida de Marcelo Barovero, que no pudo ser capitalizada por Daniel González, y un disparo de Rubén Ramírez pusieron en jaque a la última línea porteña.

La respuesta del elenco de Marcelo Gallardo llegó a través de una gran intervención de Carlos Sánchez. El tiro lejano del volante complicó al arquero local, quien dejó un rebote favorable para que Leonardo Pisculichi establezca el primer tanto de la noche, pero el ex Argentinos la cruzó demasiado y desperdició una chance inmejorable. El duelo era de ida y vuelta.

Los pelotazos cruzados para aprovechar la velocidad de Lucas Boyé representaban el mayor riesgo para el "Tomba". En cambio, las triangulaciones ofensivas protagonizadas por "Tito" Ramírez, Sergio López y Fernando Zuqui transformaban a Gabriel mercado en una de las figuras de la cancha ya que el ex Racing parecía ser el único solvente en la defensa.

En el complemento, la intensidad del juego mermó considerablemente. Un intento de Pisculichi, que rebotó contra el poste izquierdo de Moyano fue la ocasión más clara del choque. Incluso el rebote tomado por Carlos Sánchez mereció concluir en la red, pero la falta de efectividad del uruguayo llevó a que la pelota se duerma en el lateral externo del arco local. Con poco, River comenzaba a adueñarse del pleito.

Cuando faltaba un cuarto de hora para la finalización del cotejo, los del "Muñeco" volvieron a agredir a los dueños de casa. Con el empleo del balón detenido, los porteños intentaron aplicar la vieja máxima que afirma que dos cabezazos en el área son gol. Sin embargo, cuando Rodrigo Mora se predisponía para festejar, Moyano se lució con una maniobra extraordinaria. Una volada muy aprecia a la que protagonizó cuando le desvió un remate a Carlos Sánchez.

Los méritos que hizo el equipo de Núñez no concordaban con el resultado, por lo tanto, tuvo que aparecer Germán Pezzella para celebrar el agónico 1 a 0 y seguir ilusionando a los fanáticos con la Triple Corona. Con el triunfo, los de Gallardo se posicionaron como los candidatos para acceder a los octavos de final del certamen internacional, aunque en el Monumental los de Carlos Mayor intentarán dar el golpe para conseguir su boleto a la siguiente instancia donde enfrentarían a Barcelona de Guayaquil o Libertad de Paraguay.