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GENTE

3 de septiembre de 2014

Le hicieron un trasplante de sonrisa

Una estudiante de veterinaria que no podía sonreír después de que un accidente de tránsito le dejara la cara paralizada, se sometió a una cirugía pionera que duró más de 10 horas.

Cuando Bethan Robertson-Smith, de 29 años, despertó de un coma de 13 días después de un accidente de tránsito horrible, sabía que tenía suerte de estar viva.

Pero después del accidente, en el que otro vehículo se estrelló contra el suyo aplastando el canal óseo que contenía los nervios faciales, ella se quedó con un efecto duradero muy visible: desde los 22 años que no ha sido capaz de sonreír.

Ahora, siete años después, se ha sometido a una operación increíble para conectar un músculo de su sien a los de la boca en una operación que duró 10 horas y media y que logró que al fin pueda sonreír.

Bethan, de Bristol, Gales, dijo: "Siempre me dijeron que tuve suerte de estar viva, caminando y hablando. Pero no me siento afortunada. No era muy agradable ser una veinteañera con mi cara así".

"No sólo no podía sonreír, no podía expresar ninguna emoción: ni verme enojada ni triste."

"Ahora me gusta ver las reacciones. Cuando solía ir por ahí la gente me veía y miraba para otro lado. Ahora capto la atención de alguien y sonrío, y a diferencia de antes, me sonríen."

Bethan, ahora de 29 años, conducía a su casa en Gales, cuando perdió el control de su auto en febrero de 2008. Otro auto chocó contra ella, embistiendo la puerta del pasajero en su cabeza y dejándola con cinco fracturas de cráneo, una hemorragia en el cerebro y lesiones traumáticas a la base de su cráneo.

Su familia temía que nunca salir adelante, pero después de un coma inducido de 13 días, salió bien.

Después de tres meses en el hospital fue dada de alta. Los médicos le aseguraban que su cara se iba a recuperar.

Pero mientras aprendía a caminar y a hablar, su parálisis facial bilateral no mejoró y Bethan se quedó con un rostro que no podía mostrar ninguna emoción.

Los doctores entonces le dijeron que no había nada más que se pudiera hacer, pero su madre vio un programa de televisión donde el cirujano pionero Charles Nduka explicó su primer "trasplante de sonrisa".

El médico del Hospital de la Reina Victoria en West Sussex llevó a cabo el complejo procedimiento llamado Labbe, donde los músculos que van desde la sien hasta la mandíbula fueron separados en la parte inferior. Luego fueron dados vuelta, se retiró la mandíbula y se unieron a los músculos de la sonrisa, lo que le permitió a la joven estirar su boca en febrero de 2011.

Una semana después, se hizo otra cirugía para insertar pequeñas cadenas de platino en sus párpados para hacerlos más pesados y ayudar a que cierren.

La chica debió trabajar duro en las sesiones de fisioterapia para fortalecer los dos músculos de la cara, que ahora tienen que hacer el trabajo de 14 músculos. Pero después de ocho semanas, pudo levantar una pequeña sonrisa.

Apenas el mes pasado tuvo una operación adicional para ajustar la tensión de los músculos.

Aunque su lesión cerebral significa que no puede trabajar porque sufre de migrañas, depresión y agotamiento, ella siente que su operación es un gran paso adelante.

"Todavía me miro y me pregunto quién soy, pero compartir mis propias experiencias ayuda a mi recuperación", señaló.

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