Un sargento de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires de 57 años fue asesinado de dos balazos en la cabeza por dos delincuentes que intentaron robarle el automóvil frente a su casa del barrio porteño de Versalles, informaron hoy fuentes policiales.

“Argentina perdió a un héroe”, declaró su hijo David, al recordar que su padre -que fue “rematado” en su presencia, dijo- fue bombero de la Brigada de Explosivos de la Policía Federal hasta 1989.

Fuentes policiales reportaron a DyN que el hecho ocurrió pasadas las 23 de ayer en el cruce de la avenida General Paz y la calle Lascano, poco después de que el sargento Juan Carlos Laila se despidiera de su mujer y su hijo para ir a cumplir con su tarea en la comisaría 47.

De inmediato, el agente fue sorprendido por al menos dos hombres frente a la puerta de su casa, cuando intentaba subir a su automóvil Volkswagen Fox.

Esta mañana, los investigadores del caso procuraban determinar si el sargento resistió el intento de robo o los ladrones le pegaron dos balazos en la cabeza directamente al verlo uniformado.

“Ellos (por los delincuentes) vieron que mi papá estaba uniformado. No sólo tenía dos tiros en la cabeza, sino también estaba todo golpeado. Para ellos fue un trofeo haber matado a un policía”, dijo David.

Los asaltantes huyeron sin llevarse el vehículo y, poco después, el policía fue trasladado en un ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) al hospital Santojanni para ser derivado a los minutos al Hospital Churruca, donde falleció momentos después de su ingreso.

El hijo de Laila recordó que, poco después de haber despedido a su padre en su casa, escuchó “los dos disparos”.

“Medio segundo que tardé en salir y ya no lo vi (con vida) a mi papá. Mi papá fue una persona siempre abocada a sus servicios. Fue bombero de la Brigada de Explosivos (de la Policía Federal) y se retiró en el ’89. Hoy, Argentina perdió a un héroe”, resaltó.

David rememoró luego otro hecho de violencia sufrido por su padre en el mismo lugar.

“En el 2013, le pegaron tres puñaladas acá mismo. Estaba llegando de comer con mi madre. Tuvimos mucho miedo y nos queríamos mudar”, sostuvo.

Por último, lamentó que no haya cámaras de seguridad en la zona.