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El joven que estuvo seis días secuestrado y fue liberado tras el pago de un rescate en la zona de la rotonda de Alpargatas, del partido bonaerense de Florencio Varela, Mauricio Di Nenno, de 26 años, relató lo sucedido.

“Me tenían encerrado en una habitación de 3x3, tirado en un colchón, con techo de madera, apenas me dieron tres platos de comida en seis días. Hacía un calor infernal. Me mantenían empastillado para que me durmiera. Era insufrible”, describió esta mañana.

En declaraciones a C5N, Di Nenno relató que le hicieron escribir una carta para dar una prueba de vida, pero como estaba dopado “veía como triple”.

En ella, tuvo que poner “que no se metiera la Policía que iba a salir todo bien” y también “una anécdota” para que su padre, Enzo, reconociera que se trataba de él.

Lo que querían era plata. Nunca mostraron violencia”, indicó y añadió que “el único” momento en que tuvo miedo “fue el último día” de cautiverio.

Al respecto, puntualizó: “Sabía que si algo salía mal, el que iba a pagar las consecuencias era yo”. Di Nenno señaló que los secuestradores le advirtieron: “Bueno flaco, ya te vas”.

“Me metieron adentro del baúl de un auto, me tiraron al pasto, creí que era un descampado, con la cabeza tapada y boca el suelo. Pensé: ’o se escucha el disparo o se escucha el auto que se va’. Me tiré al piso, me agaché y me quedé esperando. Ahí nomás me levanté”, relató.

El joven dijo que volverá este mismo jueves a trabajar al supermercado familia y reveló que su familia lo recibió con la noticia de que su hermana está embarazada y que él va a ser el padrino del bebé.

Tras ser liberado, la víctima caminó unas cuadras y se dio cuenta de que estaba en Quilmes, cerca de lo de un primo, quien lo llevó hasta su casa, en Ranelagh.

“Una vez que (los secuestradores) recibieron el pago, fueron a buscarme, hicieron media hora de viaje y me soltaron. Era gente educada y culta. Podrían ganarse la vida de otra forma”, sostuvo.

Al hablar sobre sus captores, abundó: “No soy rencoroso, me gustaría que puedan recapacitar y redireccionar su vida”, porque era “gente capaz”.

Durante su cautiverio, comentó que estaba en una habitación “con la luz continuamente apagada” y escuchaba la televisión “muy baja” de las personas que lo vigilaban, “todo el tiempo escuchando el noticiero”.

“Sabían lo que hacían. Supongo que lo habrán hecho antes, no parecía ser la primera vez”, manifestó.