Por Gabriel Arias

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En tiempos de necesidades y carencias que se viven en nuestro país, un sacerdote lleva adelante un proyecto con el cual se busca rehabilitar a niños de hasta 12 años con diversas discapacidades en el barrio 1-11-14, por medio de efectivas terapias encaradas por un grupo de profesionales. En tanto, el padre sueña con "que esta iniciativa pueda extenderse a lugares donde más se requiere este tipo de ayuda".


El padre Pablo Molero es responsable de la Comisión de Personas con Discapacidad de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y es uno de los creadores del Centro Madre Teresa (ubicado en el barrio Rivadavia), en donde desde 2007 buscan darles una mejor calidad de vida a los chicos con discapacidades.

"La Comisión abrió una dependencia de la parroquia San Judas Tadeo, un servicio de rehabilitación para niños de 0 a 12 años, y la mayoría de la gente viene del barrio 1-11-14 y parte del Gran Buenos Aires o derivados de los hospitales, centros de salud y escuelas porteñas. Está dirigido a chicos que no tienen cobertura y salimos al cruce de aquellos pequeños que nacen prematuros o con problemas de desarrollo, con problemas de habla, sindrome de Down, algunos con diagnóstico de autismo. Por eso, atendemos de lunes a jueves de 8 a 12.30 a 65 chicos con distintas terapias", comenzó diciendo el sacerdote.

Molero, quien también es miembro del Foro Permanente para la Promoción y Defensa de los derechos de las personas con discapacidad, agregó que "los chicos vienen a terapias en fonoaudiología, psicología, kinesiología o psicopedagogía con terapista ocupacional, y la mayoría de ellos tienen entre 2 y 3 terapias y los tratamientos son largos porque son complejos, de hecho, la mayoría que respeta el tratamiento que se les va ofreciendo lo hacen por 2 o 3 años, aunque hay casos que las terapias pueden ser más cortas según la discapacidad".


Equipo calificado


Cabe destacar que este servicio (5.000 terapias por año) es brindado por 3 psicólogas, una psicopedagoga, dos fonoaudiólogas y una terapista ocupacional, quienes están contratadas y desde hace casi 10 años se ocupan de ayudar a las criaturas con discapacidad.

Sin embargo, el padre Molero y su gente que lo rodea están preocupados porque la ayuda económica que reciben para solventar los gastos proviene de particulares voluntarios que acompañan con donaciones. "El servicio tuvo este año un presupuesto de 1,2 millón de pesos y se sostiene con aportes de empresas que nos conocen. Estamos viendo de qué otra manera poder sustentarlo, el año pasado tuvimos un pequeño aporte del gobierno porteño y sería bueno poder encontrar otro camino para poder seguir sosteniendo esta iniciativa", dijo Molero.

En tanto, el padre dejó dos vías de comunicación para aquellos que quieren ayudar: 1551831343 y el mail [email protected].