INTERNACIONALES
1 de agosto de 2014
El cura argentino en Gaza: “Es una guerra, apuntada a los niños"
Su hermana habló con él esta mañana. Le reveló que sigue refugiado en su capilla, pero que la "situación cada vez se agrava más". Contó que no hay agua potable, y que la gente toma agua servida y hasta del mar.
La familia del cura argentino Jorge Hernández contó cómo sobrevive el sacerdote a la guerra en Gaza, donde está al cuidado de 29 chicos discapacitados, mujeres con bebés y un grupo de monjas. Silvina Hernández, la hermana del cura argentino de Gaza, dijo que el padre Jorge volvió a comunicarse hoy a las 10 horas de Argentina con su familia, que está instalada en la localidad de Villa Atuel en San Rafael: “Contó que anoche, por primera vez en muchos días, no hubo bombardeos y esta mañana pudieron desayunar todos juntos, los chicos, las madres y los ancianos”.
“La falta de agua potable es desesperante, es mi mayor preocupación. La gente está bebiendo agua servida, contaminada de basura y sangre”, reveló el cura.
A sus padres, que están enfermos, les ha pedido que no miren las noticias para no preocuparlos y que él tratará de seguir comunicándose cada día.
El sacerdote de la única iglesia católica de Gaza también contó a su hermana que sigue refugiado en su capilla, junto a las religiosas, pero que está muy preocupado porque " la situación de Gaza cada vez se agrava más".
Comentó la hermana que el problema es cómo sobrevive la gente: "Hay hambre, no dejan entrar alimentos y tampoco se lo permiten a la ONU y los organismos mundiales que podrían hacerlo". Explicó que su hermano le dice que lo que más perjudica es no tener agua potable: " En la desesperación, (la gente) ha empezado a tomar agua de mar. Gracias a Dios, él todavía tiene algunos recursos pero al tener a su cargo a las refugiadas que son mujeres con bebés y 29 chicos discapacitados, la higiene es necesaria y nos dice que no le queda mucho más por dar".
El cura Jorge está desde hace más de seis años en la zona de conflicto. "Ésta es la tercera guerra que le toca sufrir", reseñó su hermana. Y detalló una definición que le dijo ayer el cura: "Es la sangrienta guerra, apuntada a los niños, a las mujeres, a la gente que sufre".
Explicó la mujer por qué su hermano se ha negado a ser trasladado a un sitio más seguro: "Sinceramente, él nos dice: '¿A dónde vamos?'. Toda Gaza es un peligro".
Desde Oriente Medio, Marcelo Gallardo, que integra la congregación del Verbo Encarnada a la que pertenece Hernández, explicó las dificultades que tiene el cura para estar comunicado con su familia y sus referentes religiosos: "Se le hace muy difícil escribir y comunicarse en estos momentos y tiene apenas un par de horas diarias de electricidad con los generadores, en las que aprovecha para cargar los celulares".
En su discurso en cadena en Casa Rosa, la presidenta Cristina Kirchner volvió a pedir ayer por la integridad del cura, al que las bombas le han destruido parte del refugio.
"La verdad que nos duele desde lo más profundo. Y hoy tenemos un sacerdote con 29 niños discapacitados refugiados en el sótano de una Iglesia. Estamos en contacto para enviarles víveres. Son niños que el cura no quiere abandonar", dijo la mandataria.