Lionel Messi volvió esta mañana de martes a integrarse al seleccionado argentino en medio de una densa niebla en Ezeiza, donde apenas si se movió un poco en sus primeras horas bajo las órdenes de Edgardo Bauza.

Messi llegó pasadas las 3.30 de la mañana junto a Javier Mascherano por lo cual entre el poco descanso y la sobrecarga en un aductor que hizo saber el Barcelona antes del viaje derivó en que el rosarino casi ni trabaje.

Bauza trabajó con plantel completo (luego de las bajas por lesión de Sergio Agüero y Javier Pastore) ya que se sumaron también Angel Di María, Matías Kranevitter, Gabriel Mercado, Mateo Musacchio y Ever Banega.

La aparición de Messi vestido con la ropa de entrenamiento terminó de enterrar con hechos aquel anuncio apocalíptico de la frustrante noche de la final de Copa Centenario, cuando dijo que su etapa en la selección había terminado.

Messi salió con su nuevo look rubio entre la niebla, caminó por una de las canchas del predio Julio Grondona y tras unos movimientos livianos se dedicó a compartir una charla con el fisioterapeuta Marcelo Dady D’Andrea, quien lo acompaña a sol y a sombra.

Si bien Barcelona se curó en salud al publicar en su web que Messi jugará el jueves ante Uruguay solo si evoluciona de su molestia muscular, nadie imagina un clásico rioplatense sin el rosarino máxime estando indefinida la clasificación.

El resto del plantel entró en calor y luego Bauza dispuso un trabajo táctico en espacios reducidos con jugadores que fueron cambiando de equipo.

Los tres arqueros, Sergio Romero, Nahuel Guzmán y Mariano Andújar trabajaron aparte con Gustavo Campagnuolo.

El plantel retomará el trabajo a las 16, entrenará el miércoles a las 10 y a las 18 viajará a Mendoza para afrontar el partido el jueves a las 20.30.