5 de junio de 2025
Japón intenta llegar a la Luna con una misión robótica privada llamada Resiliencia

A través de la empresa ispace, el país asiático quiere descender en nuestro satélite natural con un rover de cuatro ruedas construido por Europa. Los detalles de la misión y hora de llegada en el hemisferio norte lunar
Allí, ispace identificó una zona plana con pocas rocas, ideal para minimizar los riesgos de descenso.
Esta fue la segunda misión lunar de la compañía dentro del programa Hakuto-R. La primera, en abril de 2023, terminó en un “Si las condiciones cambian, se están considerando tres sitios de aterrizaje alternativos, cada uno con diferentes fechas y horas de aterrizaje”, explicó la compañía en una actualización reciente. La transmisión del alunizaje se organizó como un evento global y fue ofrecida en japonés con traducción al inglés a través del canal oficial de YouTube de ispace.Resilience lleva consigo un rover ligero, de fabricación europea llamado Tenacious. El vehículo, hecho de plástico reforzado con fibra de carbono y con un peso de apenas 5 kilos, se diseñó para desplazarse lentamente sobre el terreno lunar y realizar tareas básicas de reconocimiento. Equipado con una cámara de alta definición y una pequeña pala, el rover tiene como uno de sus principales objetivos recoger muestras de suelo para la NASA. Su autonomía es limitada, con desplazamientos a una velocidad inferior a dos centímetros por segundo, pero puede alejarse hasta un kilómetro del módulo principal.Las órdenes a Tenacius se enviarán desde ispace, en Luxemburgo, lugar donde se construyó, a las oficinas del Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Alemania, antes de ser retransmitidas a través de las antenas de la ESA a la superficie lunar. Allí, el módulo de aterrizaje de ispace las recibirá y las transmitirá al róver. Los datos del róver, como las imágenes de sus cámaras, volverán a la Tierra a través de la misma cadena de comunicación.
La operación del rover comenzará recién después de que se establezcan las condiciones de energía y comunicación, lo que puede tomar varias horas tras el alunizaje. Según la planificación de ispace, el vehículo debería comenzar a operar el fin de semana siguiente al aterrizaje.La nave espacial está equipada con paneles solares para alimentar sus instrumentos a bordo y dedicará ese tiempo a realizar experimentos con diversas cargas útiles. Estas incluyen lo siguiente:
- La novedad más inesperada de la carga útil fue el objeto artístico que viajó junto al rover. En medio del instrumental técnico y los objetivos científicos, ispace decidió incluir una pequeña casa roja, de diseño sueco, creada por el artista Mikael Genberg. La pieza, llamada Moonhouse, tiene paredes rojas, detalles blancos y una puerta verde. Su inclusión busca introducir un gesto simbólico en el contexto de una misión de alta precisión, mostrando que el espacio puede albergar no solo ciencia, sino también expresiones culturales.
“No pretendemos monopolizar el mercado. Intentamos construirlo”, afirmó Jeremy Fix, ingeniero jefe de la filial estadounidense de ispace, en una conferencia previa al lanzamiento. La compañía evitó revelar el costo exacto de esta segunda misión, pero aseguró que fue menor que el del primer intento, que superó los 100 millones de dólares.
El esfuerzo se enmarca en una carrera cada vez más activa por conquistar espacios de operación en la superficie lunar. Además de ispace, varias compañías estadounidenses están desarrollando misiones similares. Firefly Aerospace ya logró un descenso exitoso, mientras que Intuitive Machines también llegó a la Luna, aunque su módulo se estrelló tras caer en un cráter del polo sur. Astrobotic Technology y Blue Origin proyectan misiones para finales de año, aunque Astrobotic ya perdió su primer módulo en 2024 cuando se desintegró al reingresar a la atmósfera.Durante décadas, llegar a la Luna fue un objetivo reservado solo a grandes potencias, marcado por la competencia geopolítica y los hitos nacionales. Pero en el presente, ese escenario cambió de manera radical y hoy las empresas privadas toman la iniciativa para descender en nuestro satélite natural a través de sus robots.El retorno a la Luna ya no se limita a plantar banderas. Las agencias espaciales y las empresas privadas buscan establecer infraestructura permanente, realizar investigaciones prolongadas y preparar el terreno para futuras misiones a Marte. La capacidad de aterrizar con precisión, operar equipos robóticos, establecer comunicaciones estables y manejar recursos energéticos en un entorno hostil será determinante para los próximos pasos. En ese contexto, cada misión, por más modesta que parezca, representa una acumulación de conocimiento, una prueba técnica y una validación de conceptos.
El desafío es grande. “Es un mercado enorme, con un potencial enorme”, dijo Fix, al referirse al incipiente ecosistema lunar. Pero también es un terreno en el que los márgenes de error son estrechos y los recursos limitados. Ninguna de estas compañías, incluida ispace, cuenta con presupuestos comparables a los de las agencias estatales. Por eso, el éxito de cada alunizaje es también una condición para la supervivencia.Con cada alunizaje, lo que parecía una hazaña aislada empieza a volverse rutina. Las imágenes de módulos descendiendo sobre llanuras grises, los registros de rovers diminutos explorando cráteres antiguos y los datos transmitidos desde la superficie comienzan a integrarse a la cotidianidad de la exploración espacial.
