2 de marzo de 2025
La familia real británica: un mundo de secretos y tensiones, contados por el personal del Palacio

Un artículo del prestigioso The Times expone el carácter exigente del rey Carlos III, los arrebatos de William, la difícil adaptación de Meghan y la influencia de Kate en la monarquía
En el centro de esta dinámica se encuentran los empleados de la Casa Real, testigos de primera mano de los comportamientos, tensiones y expectativas de sus miembros.
La llegada de Meghan Markle a la familia real británica estuvo marcada por una serie de malentendidos y expectativas frustradas.
Sin embargo, la realidad era distinta: su esposo, el príncipe Harry, no era un multimillonario, y la vida palaciega estaba regida por un estricto protocolo y jerarquías inquebrantables.
Uno de los mayores choques que experimentó Meghan fue la relación con el personal. A diferencia de Harry, quien creció rodeado de asistentes y aprendió a tratarlos con deferencia, ella veía a los empleados como simples subordinados.“Para Meghan, cuando uno paga por un servicio, da órdenes, no pide las cosas con amabilidad”, explicó un excolaborador. Este choque cultural contribuyó a la percepción de que la duquesa era difícil y demandante, ganándose apodos dentro del palacio como “la duquesa difícil” o Mystic Meg, en alusión a su inclinación por filosofías “nueva era” y su actitud despierta frente a temas sociales.Un miembro del equipo recordó un episodio en el que Meghan intentó abrazar a un alto oficial del palacio, quien “se encogió como si le hubieran intentado meter un dedo en el ojo”.
El príncipe William y Kate Middleton han logrado proyectar la imagen de una pareja estable y funcional dentro de la realeza.A diferencia de Meghan, Kate sí logró adaptarse a la estricta estructura de la Casa Real. “Kate es alguien que absorbe lentamente el ambiente, observa las relaciones y entiende las reglas antes de intentar cambiar algo”, explicó un exmiembro del personal de Kensington Palace.
El ahora Carlos ha reconocido en privado que su crianza lo hizo dependiente del personal. Según una fuente, en una conversación con un empleado llegó a confesar:
Entre los miembros más complicados de la familia real, según el personal, se encuentra el príncipe Andrés. Un exempleado recordó un episodio en el que Andrés ordenó el traslado de un miembro del equipo simplemente porque no le gustaba el lunar que tenía en el rostro.
Otro recordó cómo el duque de York reprendió a un trabajador por usar una corbata de nylon en lugar de una de seda.Por su parte, el príncipe Eduardo tampoco escapa a la lista de Royals temperamentales.El príncipe Harry, según varios testimonios, era considerado uno de los miembros más fáciles de tratar, aunque no estaba exento de arrebatos de ira.
“Era un poco irónico que se molestara por el desorden cuando, en realidad, él era el más caótico de todos”, bromeó la fuente.
Entre los empleados del palacio existía incluso una broma recurrente que comparaba a Harry con el Príncipe Regente en la serie de televisión Blackadder, un personaje torpe que necesitaría dos semanas para ponerse los pantalones sin ayuda de un sirviente.Los primeros tiempos de Meghan en la familia real fueron marcados por una relación armoniosa con William y Kate.Uno de los detonantes del distanciamiento entre los hermanos fue la manera en que Meghan percibía el papel de Harry dentro de la realeza.
“Creo que Harry no había reflexionado tanto sobre su posición como ‘el repuesto’ hasta que Meghan se lo señaló”, aseguró la fuente.
Dentro del palacio, esta medida se percibió como una traición, ya que rompía con el principio fundamental de la monarquía: la lealtad a la institución por encima de las ambiciones individuales.
Desde la estricta disciplina de Kate hasta el temperamento volátil de William y Carlos, pasando por la difícil adaptación de Meghan y la excentricidad de Andrés, queda claro que ser miembro de la familia real es una tarea ardua, incluso para quienes han nacido en la cuna del privilegio.