POLITICA
6 de abril de 2015
Villa 31: cómo operan las mafias que ocupan y venden terrenos
La Cámara Criminal y Correccional confirmó el procesamiento de cinco acusados de usurpar terrenos fiscales. Berni pasó a disponibilidad a un policía sospechado de amenazar a un testigo protegido en la villa. Capangas, corralones ilegales y cómo es la estafa de pobres contra pobres en uno de los puntos más sensibles de la Capital
En los últimos años, la Villa 31 se expandió geográfica y matemáticamente. Un cálculo del Gobierno porteño en 2013 estimaba más de 35 mil personas en la zona. En la madrugada del 2 de agosto del 2010 comenzó la ocupación de la intersección de la autopista Illia con la avenida Ramón Castillo, justo sobre las vías del Belgrano Cargas. Este era un punto neurálgico, el acceso ferroviario al puerto para los trenes con granos. Quince casillas fueron construidas en poco tiempo, bloqueando así la entrada. Para la Administración General de Puertos y para la firma operadora del Belgrano Cargas esto era un problema grave: una obra de 45 millones de pesos de inversión se había licitado en ese sector. Un relevamiento posterior del Ministerio de Desarrollo Social detalló treinta grupos familiares, con 107 personas en total. Fue otro vecino de la Villa 31 el que denunció por teléfono a los supuestos organizadores de la toma: tres de los cinco procesados por Casanello aparecen en esa primera lista. Luego, ante la Justicia, ese mismo denunciante aseguró, según la transcripción, que varios de los procesados lo amenazaban a él y a su familia "por sus denuncias en la Federal": "Me dicen a mí que nos van a matar, que nos van a sacar de la casa, que nos van a linchar", consta en la causa. El denunciante aseguró que "en la Villa 31 existe una organización dedicada a la ocupación de predios vacíos, sin importar si los mismos pertenecen al Estado o a particulares, con el objeto de construir viviendas precarias en algunos casos y de ladrillo en otros, con el fin de alquilar o vender las mismas". Otros tratan de expandirse: el mismo denunciante marcó que una de las procesadas ya tenía una casilla de dos plantas en una manzana aledaña en la villa. Otro referente histórico de la villa hasta declaró que muchos de los ocupantes había acampado en un predio cercano semanas antes y que habían conseguido del Gobierno porteño un predio de diez mil pesos para después dejarlo.
Un denunciante aseguró que en la Villa 31 existe una organización dedicada a la ocupación de predios vacíos, sin importar si pertenecen al Estado o a particulares No fue fácil el desalojo posterior. La AGP, según fuentes cercanas a la causa y testimonios de vecinos, inició una negociación mano a mano con los ocupantes. La Policía enfrentó piedrazos en el predio. Pero en sus fallos, la Justicia hizo una salvedad clave. Los jueces Freiler y Ballestero razonaron: "No puede resultar idéntica la situación de quienes lo hicieron por extrema necesidad o escasez de recursos de la de aquellos que, aprovechándose de esa desesperación, intentaron sacar un rédito económico". Lo que dicen Freiler y Ballestero es un eco de la división taxativa que hizo Casanello en la causa: bajo esta línea, dictó el sobreseimiento de doce ocupantes. Así, dentro de este vacío institucional, se crea una situación de dominio. Casanello, en su procesamiento, habló de "auténticos ghettos donde rige la ley del más fuerte y el retiro del Estado da lugar a la creación de códigos de convivencia propios" y de "una doble victimización: la exclusión de lo público, y por el otro, el sometimiento a un poder arbitrario". Hay formas crueles: algunos vecinos declararon que fueron los mismos vendedores de las tierras usurpadas los que después los echaron por la fuerza. Una de las mujeres sobreseídas declaró que compró una parcela en la 28 bis por 8500 pesos, ante testigos y con un boleto de compraventa. La misma mujer que le vendió el terreno luego quiso recuperarlos bajo la excusa de que le había vendido "muy barato". Así, esta mujer, madre de dos hijos menores, vivió amenazada y en pánico de que la desalojen o le vuelvan a usurpar su casa. Nunca dejó su vivienda sola. Otro de los sobreseídos denunció que uno de los procesados fue y lo amenazó con un arma de fuego al enterarse de que estaba negociando su salida del predio con la AGP.