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17 de octubre de 2021

Falsos debates y narrativas disimuladas

El desplazamiento hacia la derecha en la construcción de sentido social; el discurso de Horacio Rodríguez Larreta en el Coloquio de Idea; la escena montada en los estudios de TN en lo que fue presentado como un debate electoral y los tuits del Papa Francisco.

La escena montada en los estudios de la señal de noticias TN del Grupo Clarín y que fue presentada como un debate electoral.La escena montada en los estudios de la señal de noticias TN del Grupo Clarín y que fue presentada como un debate electoral.
En el mediodía porteño de un sábado soleado, café mediante en un bar de Barrio Norte, Jorge Alemán, psicoanalista argentino radicado desde su exilio hace 45 años en Madrid, reflexiona sobre la vibrante intensidad que tiene la política en este país. Dice que en España sería impensado, por caso, que una coalición gobernante cruja como lo hizo en estas tierras el Frente de Todos luego de una derrota electoral, en lo que no fueron siquiera aún comicios de medio término. En la Argentina la política se vive a corazón abierto.

Intensidad que vuelve singular al país que también en sus lógicas peculiares, a diferencia de otras naciones del planeta, resiste el avance del negacionismo rancio a pura tensión entre la Memoria colectiva concebida en el pacto civilizatorio del

Nunca Más

, que empujó los primeros y definitivos pasos de una democracia incipiente allá por 1983, y estos discursos de odio que van impregnando cotidianamente la conversación pública en un presente fragmentado y relativista. Infodemencial.
Dice Alemán que de las grandes amenazas que acechan en el mundo, la ofensiva de la ultraderecha es una de las más preocupantes. Lo es en Europa. Y aquí también. Por supuesto.

Ese es un punto de partida para reflexionar: ¿Cuáles son en sí las consecuencias reales de una elaboración mediática sostenida y creciente del odio ultraderechista, como lo es

Vox en España

o como lo intenta su émulo desmechado

Javier Milei

en la Argentina? ¿Son un fin en sí mismo? O tal vez sean el elemento necesario atemorizador para que el desplazamiento hacia la derecha en la construcción de sentido social no sea más que un aparente antídoto ante ese horror acechante del fascismo terraplanista patriarcal, que no solo niega lo innegable de la Historia, sino que también, por ejemplo, desconoce las catástrofes a las que se asoma la humanidad producto del recalentamiento global. A los ultras no hay que subestimarlos ni darle entidad de fenómeno, como tampoco hay que encorsetarlos burdamente por sus alteraciones emocionales. Se los debe analizar políticamente para concluir que un libertario no es más que aquel que impide ver el bosque neoliberal, que es en verdad lo que se esconde detrás de tanta estridencia.

Javier Milei, emulo del partido español ultraderechista Vox. (Foto: Maximiliano Luna)Javier Milei, emulo del partido español ultraderechista Vox. (Foto: Maximiliano Luna)
Entonces, esa captura de sentido que implica el desplazamiento ya en marcha esconde en su interior la real construcción de una narrativa que se acentúa en las subjetividades con la normalidad de lo cotidiano; narrativa de intención profunda pero imperceptible. Es así como en su discurso en el Coloquio de Idea, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta habló de previsibilidad. Y la palabra se resignificó una y otra vez, por contexto e intencionalidad, como sucede siempre cuando emerge en discursos conservadores. Previsibilidad como carácter de lo establecido. Sinónimo de lo dado, lo que hay. Estatus quo que indica que las “reglas del juego” ya están estructuradas en la sociedad (desigual y expulsiva, cabe recordar). Por lo que aquello que cuestiona lo previsible -las reglas de ese juego inequitativo- quedará ubicado por afuera de lo aceptable. Del sistema.

Es una estrategia que desde lo comunicacional se traza en pinzas. Tiende a equiparar en la porción del tercio anti sistémico a los desbordes desaforados de quienes desconocen la convivencia democrática y las instituciones (esas que sí son las verdaderas reglas del juego democrático) y a quienes, por el contrario, señalan desde la propia experiencia emancipatoria de años recientes que hay otra manera de pensar y actuar en política más allá de la pretensión testimonial de los actos; una práctica que se asume a sí misma como disputa real de poder. Y en ese legado hay una tradición que no se resigna. Ahí se enmarca el peronismo kirchnerista como proceso político de características nacionales y populares, eje estructurante de la coalición de gobierno del Frente de Todos. Una tensión que se refleja, incluso, puertas adentro del frentismo. Pero esas tensiones políticas lógicas se deberían disipar en el oficialismo con la institucionalización orgánica del FdT. Reglas claras en ese sentido quizá eviten cruces mediáticos que hagan crujir la estantería, lo que desconcierta -a decir de Alemán- hasta a las dirigencias españolas.
En la última semana, dos escenas fueron muestra de cómo se impregna el imaginario social de esas narrativas disimuladas que buscan sedimentar la restauración neoliberal en marcha. Ambas han sido tan obvias como efectivas.

Una fue la escena montada en los estudios de la señal de noticias TN del Grupo Clarín, donde

cuatro candidatos y candidatas a la Cámara de Diputados por la Ciudad de Buenos Aires participaron en lo que fue presentado como un debate electoral

: la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal por Juntos por el Cambio, Leandro Santoro del FDT, Mirian Bregman por el Frente de Izquierda, y Milei de Avanza Libertad. El único que no participó fue Luis Zamora de Autodeterminación y Libertad. Más gritos que ideas traspasaron la pantalla en la noche del miércoles 13 desde el programa "A dos voces". Lo único concreto y aún sorprendente es que en la política argentina (porteña en este caso) se haya naturalizado que los debates electorales se hacen por mandato divino en un canal privado, y que quien no acepte esa lógica estaría desconociendo las reglas de convivencia de todo país serio. ¿Por qué los debates políticos electorales no se hacen en la

Televisión Pública

? ¿Lo que sucede es lo previsible? ¿Son las reglas del juego? ¿Cuándo se asumió que la funcionalidad y los intereses de los medios ya no son discusiones que deban seguir dándose? ¿Se suprimió la palabra hegemonía del diccionario político argentino?

Horacio Rodríguez Larreta habló ante un escenario amigable en el Coloquio de Idea.Horacio Rodríguez Larreta habló ante un escenario amigable en el Coloquio de Idea.
La otra escena que dejó la semana nos hace volver al

discurso de 25 minutos de Rodríguez Larreta en el Coloquio de Idea

, un foro amigable para el jefe de gobierno que se realizó en el Centro Costa Salguero. Disertación en la que expuso su cada vez más clara estrategia presidenciable: “Tenemos que apuntar a que dos tercios del sistema, o un 70% del sistema, podamos construir un camino. Eso no significa que hay que llegar al gobierno con el 70% de los votos, eso no va a pasar y no es bueno democráticamente. Hay que poder convocar al resto a un gobierno de coalición, que represente al 70% del sistema y que garantice que lo que se acuerde en ese momento va a ser sostenido en el tiempo, incluso manteniendo la alternancia”. Es la versión contemporánea, Siglo XXI, del fin de la historia. Un acuerdo que selle el destino y que excluya a un tercio del sistema. ¿Quiénes integran ese tercio? Demasiado obvio.

Pero el acuerdo deseado del 70% deberá garantizar el apetecible juego de la alternancia que tanto pondera Juntos por el Cambio para cualquier distrito que no sea la Ciudad de Buenos Aires, territorio que gobierna desde hace 14 años.

Mauricio Macri, acosado por problemas judiciales. (Foto: Raúl Ferrari)Mauricio Macri, acosado por problemas judiciales. (Foto: Raúl Ferrari)
La ingeniería política de Rodríguez Larreta le viene funcionando sin fisuras. Mauricio Macri está corrido del centro de la escena. El expresidente continúa por estas horas en Miami, y

carga con el peso de la imputación por el presunto espionaje a los familiares de las 44 víctimas del submarino Ara San Juan

. Al alcalde porteño le resultó, al menos hasta el momento, muy positiva la apuesta electoral de Vidal en CABA y su vicejefe de gobierno Diego Santilli como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, Larreta mantiene bien aceitado el sistema transversal de blindaje mediático. No asumió el costo de la pandemia, que recayó en la espalda de Alberto Fernández. Las dolorosas muertes a causa del coronavirus de vecinos y vecinas de la Ciudad no son un peso en su mochila ejecutiva, quedan absorbidas en la magnitud de una estadística que ya suma más de 115.000 fallecidos en el país. Un verdadero costo para el Gobierno nacional. La Ciudad no puso un peso para las vacunas. Pero sí cosecha los beneficios de la campaña de vacunación en un distrito con grandes recursos. En Idea, Larreta resaltó que “la grieta es una catástrofe”. No tuvo necesidad de hablar de la negociación en Washington de

la deuda con el FMI que adquirió el macrismo

, ni de la fragilidad económica y social con que la Argentina llegó y se sumergió hace más de una año y medio, en medio de la peor pandemia planetaria del último siglo. Se fue aplaudido del Coloquio sin dar explicaciones de nada. Previsible.

La intensidad con que se vive la política en la Argentina también es consecuencia del rol que asumen los medios de comunicación en el debate social y la agenda pública. Cuando Jorge Alemán, en el mediodía del sábado 16, reflexionaba sobre el ímpetu del ejercicio político en el país, agregaba un elemento central: “Acá cualquiera dice cualquier cosa. En ningún país, ni la peor derecha le atribuye la responsabilidad de los muertos por el Covid al presidente, como sucede acá en la televisión”. A esa misma hora, casualmente, el Papa Francisco publicaba un hilo de tuits sobre su participación en el

IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares

. En uno de ellos remarcó: “A los medios de comunicación, pido que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio; y que busquen contribuir a la fraternidad humana”. Entre tanto debate impostado, quizá el que propone Francisco sí deba ser uno que haya que continuar dando.

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